
«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.» (Jesús de Nazaret, Judeah. Siglo I d. C.)
Aunque la mayoría de la sociedad esperaría que agencias como NASA o el SETI anunciasen este descubrimiento, la realidad es que dichos organizamos no tienen el poder para informar sobre esto, y nunca lo han tenido.
Hablar sobre la verdad respecto de la vida extraterrestre, especialmente si se tratase de ‘vida inteligente’, supone un riesgo de seguridad para la élite internacional. No es porque se tema que haya un caos social, una ruptura religiosa o dudas sobre nuestra capacidad de defendernos ante alienígenas tecnológicamente más avanzados; la verdad es otra: el mantenimiento del aparato jerárquico y dominante del mundo.
Me atrevería a decir que nunca ha sido una interrogante dentro de la cúpula del poder católico, del poder militar de los grandes gobiernos o de los propios núcleos políticos en los altos niveles. Ellos saben más que bien de este hecho y lo ven de forma diferente. Es el pueblo llano el que todavía se pregunta si esto es verdad o solo un argumento para promocionar películas.
Si bien, ha habido momentos históricos donde épocas de conflictos, desconocimiento y desunión global han hecho parecer que la existencia de vida en otros mundos sería solo algo de la fantasía, especialmente dentro de una sociedad adoctrinada bajo paradigmas tales como la evolución por selección natural, el creacionismo con su antropocentrismo e hipótesis semejantes.
Las pruebas que existen a lo largo del mundo dicen algo muy diferente a lo que se dice en los libros de educación básica, elemental y universitaria, en la ciencia convencional y en los medios de comunicación. Solo la paleontología y los testimonios de Encuentros Cercanos ya tiran por tierra modelos de pensamiento ambiguos y tergiversadores, que, además de ser falsos, son patrocinados por los poderes fácticos para mantener el estatus de ignorancia del pueblo y su capacidad de decisión.
No son casos aislados, breves o inconsistentes. Por el contrario, las pruebas paleontológicas y de contactos con otras civilizaciones son tan extensos que se podría decir que los registros de servicios secretos de potencias mundiales los apilan casi sin poder organizarlos. Es más, ni siquiera se podría afirmar correctamente que se ha hecho contacto con ‘una’ raza alienígena, si consideramos las estimaciones del Coronel Phillip Corso o el doctor Michael Salla, sobre el conocimiento que la Marina de los EE.UU. tiene de al menos la existencia de 60 razas inteligentes diferentes que no son de este planeta.
No solo eso. Según altos cargos militares, países como los EE.UU., Rusia y Alemania habrían estado realizando acuerdos con varios grupos, en lo que respecta a este siglo (ya que este es un común denominador que ya venía ocurriendo a lo largo de los siglos con diversos dirigentes). Los casos más comentados, especialmente en Exopolítica, argumentan que los EE.UU. tienen acuerdos con, por lo menos, 4 razas distintas. Si bien, estos acuerdos no solamente existen en un plano físico, sino que se han dado mayormente en planos astrales. Estos convenios – los no estrictamente físicos – son los más habituales y los más remotos. El punto estriba en la existencia de múltiples dimensiones y seres de esas diversas dimensiones, cosa de la cual el FBI ya tenía conocimiento desde los años 50, y la Marina de los EE.UU., al menos desde mediados de los años 40.
Existe en este orden de cosas un patrón que se repite, y consiste en los grupos alien interesados en el elitismo y el control global. Una y otra vez sale a la palestra el nombre ‘Orión’. Este nombre, en el idioma que sea que se estudie, se repite en todas partes del mundo, y es el que más destaca. Después le siguen Sirio, Draco, Pléyades, Tauro y Lira, entre otros, sin contar con las referencias a los propios planetas de nuestro sistema solar.
Para empezar, las evidencias que posee la paleontología, no solo desmienten la versión oficial occidental de que las formas de vida provinieron unas de otras por mutaciones y selección natural – incluyendo el hombre mismo – sino que han existido pueblos mucho más antiguos de lo que tenemos constancia en los libros de educación. Se suele decir que Sumer fue la cuna de la civilización, y posteriormente vino Egipto, luego Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Lo cierto es que ya antes de Sumer había florecido una Grecia desconocida hasta para los propios griegos, y un Egipto anterior a las dinastías faraónicas que iniciaron con Menes. Pero eso no es todo, toda vez que antes de ellos hubo otras culturas milenarias de las cuales hoy solo algunos conocen por vagos mitos o leyendas.
Pero, ¿qué dicen los supuestos contactos alienígenas? La desinformación aparece, claro, y en muchos niveles. Desde hace 100 años los Encuentros Cercanos dejaron de ser simplemente observaciones de objetos extraños – que hasta entonces eran más que desconcertantes, si recordamos que los hermanos Wright apenas habían redescubierto el vuelo. Parece existir, respecto de esta materia, otra guerra ideológico-filosófica, como lo fue antes con la religión, y es, empero, otra variante de la religión: la Nueva Era.
El mecanismo más común de desinformación de la ufología, es el interés de los mismos grupos elitistas alien, que han ido creando una ficticia película para sus adeptos, sobre guerras espaciales donde los buenos son una alianza galáctica de seres arios comandados por un tal Ashtar Sheran, donde toda la trama es una burda imitación de profecías respecto de Jesucristo para promover (esto se conoce como “el falso rapto”, que ocurrirá antes del verdadero Arrebatamiento). Lo que tiempo ha eran manifestaciones demoniacas (epilepsia según los psicólogos), pasó a estilizarse, dejando atrás la locura que llevase a la persona al manicomio, y presentar una fachada más sofisticada. Así es como una corriente de la ufología espera a este afamado grupo como un libertador, algo que recuerda al Dragón de las citas bíblicas de Apocalipsis.
¿Quién lleva a cabo esta manipulación y con qué finalidad? Orión. El nombre que aparece desde el principio. Aunque los pueblos antiguos se referían a los seres extraterrestres como demonios, ángeles, dioses, etc., su estimación no era del todo descabellada, dado que no hablamos de entidades que viajan por el espacio con propulsión de combustibles o esperan en estado de congelación hasta llegar a su planeta destino miles de años después. No, se trata del uso del viaje en el hiperespacio por naves extra-dimensionales, y no solo de seres físicos sino de otros planos de realidad. Así es como les conocieron muchos pueblos del pasado, apareciéndoseles a estos incautos desde cualquier otro sistema en cuestión solo de minutos u horas.
Podemos decir que los mitos sobre seres fabulosos sencillamente eran figuraciones o retratos de eventos que realmente ocurrieron e implicaron a conciencias superiores de otros mundos o dimensiones materializándose a nuestros ancestros. Por esa razón encontramos tantos choques entre conceptos espirituales, dado que los intereses de poderes de luz se han visto eclipsados por la constante intervención de fuerzas sobrenaturales de las regiones celestes, llámeseles de Ialdabaot, o grupo de Orión.
Para concluir, abordemos la idea popularizada de la invasión extraterrestre. Esta filosofía, implantada a través del cine por parte de los poderes de este mundo – la gran Ramera o Babilonia la grande, que controla todo son sus hilos que empiezan desde las redes bancarias -, pretende adaptar a la sociedad a un encuentro, pero no por el miedo o el impacto social que causaría si no se hiciese esta propaganda, sino para adoctrinar al vulgo con la percepción de los seres de otros mundos como una amenaza y gentes deshumanizadas. Creando este enemigo idealizado, lo pondrán en escena, nuestros ejércitos lucharán con él en el aire (aunque no exista y solo sea una proyección holográfica), y presentarán a los amigos de Ashtar Sheran como partícipes de esta liberación de peligro de invasión.
No hay disconformidad entre profecías y descripciones antiguas o documentadas sobre la reunión de la raza humana con otras civilizaciones foráneas, pero la transición hacia ese cauce será difícil, y sujeta a muchos engaños visuales e ideológicos. Al final, una vez los impostores – elitistas de Orión disfrazados de salvadores - también sean encarcelados por los verdaderos maestros de la luz de otros mundos (aquellos a los que hebreos, griegos y árabes llamaban ‘ángeles’), nuestra humanidad será Una con conciencias superiores que sí nos enseñarán los valores que rigen el equilibro y la vida en el universo.
¿Ciencia ficción… o solo ciencia?