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Dídimo, El Evangelio de Tomás Revisado

 

Uno de los apóstoles de Yeshua (Jesús) ha sido popularmente conocido como “el que dudó”, en vez de “el que quiso asegurarse” de que Yeshua estaba vivo después de pasados varios días de la crucifixión. Normalmente poco se sabe de él con base en los llamados Evangelios Sinópticos, a pesar de que en realidad era él el “discípulo amado”, no Juan, como se ha creído. Si bien, Tomás era tan similar en apariencia a Yeshua, que muchas veces los confundían, o creían que eran hermanos, por eso le apodaron ‘Dídimo’ (gemelo).

 

Se ha especulado si los evangelios sinópticos fueron las biografías originales sobre Yeshua, o si hubo una versión anterior de la cual estos salieron. El consenso general aduce que efectivamente, estos textos originalmente en griego, derivaban de una fuente aramea, o hebrea, y que las obras tituladas de Mateo y Marcos provinieron de un trabajo llamado Evangelio Q, que otros conocieron como Palabras del Maestro. Esta obra estaba compaginada con el Evangelio de Tomás, ya que, como refieren manuscritos antiguos, eran Tomás y Mateo Levi quienes escribían mientras Yeshua enseñaba, en tanto las obras posteriores biográficas sobre Yeshua se vinieron a componer mayormente décadas más tarde, como el caso del trabajo investigativo y resumen armado por el médico sirio Lucas, discípulo del apóstol Pablo. Esto se puede aducir al ver el componente cultural judío que se observa en el evangelio de Juan, y no está presente en los otros, pues sigue una línea de origen distinta, sí judía (basada en el arameo).

 

La obra ‘Palabras del Maestro’ no ha sido encontrado – al menos oficialmente -, pero el Evangelio de Tomás sí. Varias copias se hallaron en el yacimiento de Nag Hammadi, en Egipto, enterradas ahí en el 382 d. C., por san Pacomio, cuando el Concilio Primero de Constantinopla prohibió los textos que contradecían el dogma católico. Para ese entonces, unos 113 dichos conformaban lo que quedó del trabajo de Tomás, de quien se dice que no logró terminar este evangelio porque le asesinaron, presumiblemente cuando se hallaba en la India. De esos 113 se confirmó posteriormente que 44 dichos no fueron realmente escritos por Tomás, sino que vinieron a ser agregados posteriores que no reflejaban realmente palabras dichas por Yeshua. De esta manera, casi 70 dichos de este trabajo son la fuente más afín a las verdaderas palabras dichas por Yeshua (Jesús de Nazaret) antes de la creación de los evangelios sinópticos.

 

Es notorio que los evangelios sinópticos contienen elementos que no ocurrieron realmente y alteran algunos eventos de la forma como en realidad tuvieron lugar, viniendo a ser en realidad una “historia basada en hecho reales”, no hechos reales en sí mismos, al menos no en su totalidad, y no todos de la forma que fueron narrados y/o redactados. La parte de la traducción, cotejar y revisar el texto es donde más tiempo he dedicado, comparando varias fuentes y sincronizando ejemplares, así como agregando las apreciaciones correctas de las palabras que se mencionaron, y asimismo dando una explicación a cada uno de los dichos ahí referidos.

 

Así como el evangelio de Felipe, el pastor de Hermas y la epístola de Bernabé, estos trabajos fueron la lectura más estudiada por los cristianos del siglo I, II y III, hasta que fueron censurados y prohibidos por la iglesia católica. Ahora, gracias a la providencia, este evangelio está disponible y puede ser estudiado, entendido y compartido, para comprender a profundidad y sin errores, malas interpretaciones ni manipulación, las bases de las enseñanzas y mensaje del maestro más grande que haya pisado la Tierra.

 

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