Si bien, se ha discutido en círculos académicos y religiosos sobre las omisiones o agregados que ha sufrido el canon denominado ‘Biblia’ a lo largo de los siglos. Tener conocimiento sobre datos que pudieran variar son de suma importancia para los literalistas y simples estudiosos de las Escrituras.
Para hablar de ‘biblia’ hay que considerar que no se habla de un libro escrito por una sola persona en un solo momento histórico. Se trata de un compendio de escritos que recogen el canon hebreo (Tanak) y el canon cristiano (Nuevo Testamento), y que, dependiendo de ciertos intereses de corrientes de los primeros siglos de nuestra era, y de los últimos cinco siglos, se le han quitado más textos de los que fueron restados al principio, o simplemente se les han agregado palabras o frases que inicialmente no estaban ahí.
A causa de invasiones, incendios, saqueos y el exilio judío, el primer grupo de estos dos que conforman la biblia, la TANAK, se perdió. Posteriormente el hallazgo del llamado ‘códice de Alepo’ vino a representar un referente para el judaísmo, hasta su destrucción en 1947 (un incendio en la sinagoga en la que se guardaba). El otro ejemplar importante, el ‘códice Leningrado’, fue la siguiente fuente masorética para las fuentes de la Tanak (Antiguo Testamento). Pero, ¿cómo cotejarlo? El descubrimiento de las cuevas del Qumran ayudó a esto, así como la Torah Samaritana (siglo XII d. C.), que, aunque discrepa del texto masorético en al menos seis mil instancias, sigue siendo usado para comprobaciones, así como la LXX (Septuaginta) – que de esas discrepancias con el pentateuco samaritano tiene cerca de 1.900 coincidencias -.
A pesar de todo esto, se puede decir que hay gran afinidad en los textos cuando se comparan el códice de Leningrado, los manuscritos del Qumran y la Torah samaritana. Algo similar podemos decir del Nuevo Testamento, donde los textos también sufrieron destrucción, quema, robos y pérdidas, pero han sido recuperados en yacimientos, por lo que se puede decir que han sido preservados en más manuscritos que cualquier otra obra antigua (teniendo más de 5.800 manuscritos griegos completos o fragmentados, 10.000 manuscritos en latín y 9.300 manuscritos en muchos otros lenguajes antiguos incluyendo siríaco, eslavo, gótico, etíope, copto y armenio). Se conocen 4 códices principales como fuentes del Nuevo Testamento, de los cuales 3 han sido la base universal de las traducciones bíblicas - incluso de la Vulgata de Jerónimo - que son los códices Vaticano, Sinaítico y Alejandrino. Aun cuando debieran decir lo mismo, hay diferencias, y estas parecen no tratarse estrictamente de errores de traducción, fragmentos perdidos o ilegibles, o cosas por el estilo, sino omisiones o agregados deliberados según el interés eclesiástico.
Las traducciones del Nuevo Testamento parten de los manuscritos griegos, y se consideran las fuentes del Textus Receptus como las más fiables, pero hay otros traductores que han optado por referencias de los otros códices, y en este punto estriban las diferencias en particulares detalles. La cuestión es que el Textus Receptus - cuya base principal se cree que fue el texto bizantino, junto con otros 6 o 7 manuscritos de referencia -, fue un compendio realizado e impreso por Erasmus de Rotterdam (1516-1533) fundamentado en textos cuya mayor antigüedad era del siglo IX d. C. Contrariamente, versiones recientes como las de Westcott and Hort (1886-1892) o la Nestle-Aland (1898-1975), cotejaron los registros basados en hallazgos de fragmentos y códices tan remotos como el siglo V d. C., que hasta el siglo XIX habían sido descubiertos. Algunos pueden pensar que muchos de estos versos y palabras fueron quitados por determinados intereses de la curia, con todo, podrían también haber sido simplemente las referencias como estaban, y más bien, a posteriori, se les agregaron cosas que originalmente no estaban; O Pudo haber ocurrido alternativamente en diferentes momento, según intereses creados de quienes tenían estos manuscritos en su poder.
En consecuencia, es a criterio de cada cual considerar si se toma una u otra en consideración – o sencillamente se tiene todo en cuenta para evaluarlo -, viendo que las distinciones parten primeramente en comentarios que restaban – o en lo opuesto, agregaban – alusiones a la divinidad de Jesús. De los casos donde el Textus Receptus tiene versículos completos que no aparecen en el trabajo de Nestle-Aland (Eberhard Nestle y Kurt Aland) y WH (Westcott & Hort). Empezaré por citar seis/siete (y aprovechando las citas, hago mi propia traducción de todas las alusiones puestas en este artículo) referencias que sí aparecen en la versión latina, la Vulgata:
- «Pero este género no sale sino en oración y ayuno.» (Mat. 17:12)
- «Porque ha venido el Hijo del Hombre ha salvar al perdido.» (Mat. 18:11)
- «…donde el gusano suyo no muere, y el fuego no extingue.» (Marc. 9:44, 46)
- «Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras faltas.» (Marc. 11:26)
- «Y se completó la Escritura que dice: Y con inicuos fue contado.» (Marc. 15:28)
- «Y tenía necesidad de liberarles uno por la fiesta.» (Luc. 23:17)
Entre otras peculiaridades, encontramos las discrepancias sobre la palabra final del verso de Juan 9:35: «Oyendo Jesús que le habían expulsado fuera; y hallándole, le dijo: ¿Tú crees en el Hijo de Dios?» El Textus Receptus tiene la palabra ‘Theu’ (Dios) – o ‘Dei’ en la Vulgata - pero la Nestle-Aland y WH dicen ‘Anthropou’ (hombre).
En Lucas 4:4 la frase sobre “la palabra de Dios” no aparece en Nestle-Aland y WH: «Y respondiéndole Jesús, le dijo: - Escrito [está] que no solo de pan vivirá el hombre, [sino de toda palabra de Dios.]» En Juan 3:15 el Textus Receptus omite “su”, al referirse al hijo: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a [su] Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Eso quiere decir que es probable que la expresión fuese, "ha dado al hijo unigénito". Seguidamente, en el verso 16, omite “no perezca”: «de modo que todo el que crea en él, [no perezca, sino] tenga vida eterna.» En Juan 16:16 el Textus Receptus y la Vulgata (siglo IV a. C.) agregan, “y no me contemplaréis”, pero versiones como WH (Westcott and Hort: ‘Brooke Foss Westcott’ y ‘Fenton John Anthony Hort’) o la Nestle-Aland, ponen, “y ya no me contemplaréis”, donde la palabra usada – ‘ouketi’ – se refiere a “ya no más” o “nunca más”. Asimismo, omiten la frase final de ir al padre: «Poco y no me contemplaréis; y [otra] vez y me veréis; [porque me voy al Padre].» De hecho, el argumento talmúdico que afirma que Jesús fue un hijo de un soldado romano llamado ‘Pantera’, es la manipulación de las propias palabras de Cristo recogidas en los Evangelios. El talmud le llama ‘Yeshu ben Pantera’ (ese Jesús hijo de Pantera), mientras los evangelios afirman que Jesús llamaba ‘Aba’ (Padre, que en griego es ‘Patir’) a Dios. Al decir, «yo voy al padre», en griego consta como «upági prós tón patéra». Precisamente el Talmud se caracteriza por usar afirmaciones ofensivas y humillantes contra Jesús, y la palabra ‘pantera’ surge del griego ‘panther’ (gato salvaje) – posiblemente del sánscrito ‘pundarika’ (tigre) -, que se forma de la composición de los vocablos ‘pan’ (todo) y ‘thiros’ (bestia, animal terrestre, caza).
Aún con todo, el vocablo también se puede asociar con el sonido ‘pan-thera’, entendiendo que ‘thera’ se asocia con la forma latina ‘terra’ o ‘terram’, y deriva de la sánscrita ‘ters’ (seco), de donde vino el nombre del planeta ‘Tierra’. También ‘thera’ es el sonido de la conjugación y abreviación de ‘Aithéras’ (éter). Por lo que, donde los judíos enemigos de Jesús quisieron humillarle como “la bestia de todas las bestias”, también el Espíritu Santo lo realza como aquel que está “sobre toda la Tierra” y que representa “todo el éter” (la luz espiritual que llena y mantiene el universo). Ahora bien, otros casos donde coinciden el Textus Receptus y la Vulgata (versión latina), pero discrepan Westcott and Hort y Nestle-Aland, es sobre las palabras griegas «eis emé» (en mí), de Juan 6:47, donde los primeros lo incluyen, pero los segundos lo omiten: «Amén, Amén, os digo: El que cree [en mí], tiene vida eterna.» Pero hay muchos casos donde el Textus Receptus no es apoyado por la Vulgata, y por el contrario ésta segunda apoya los trabajos de Westcott and Hort y Nestle-Aland. Apropósito citaré dos casos, donde el Textus Receptus hace comentarios que no están registrados en los otros casos:
- «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y [como] pretexto [hacéis] largas oraciones; por ello recibiréis abundante juicio.» (Mat. 23:14)
- «Porque [un] ángel a su tiempo descendía a la piscina, y agitaba el agua; entonces el que primero tocase con la agitación del agua, era sano, de cualquier enfermedad que tuviese.» (Juan 5:4)
En Hechos 2:30, estas fuentes omiten la referencia de la venida del Cristo en carne que comenta el Textus Receptus: «De acuerdo a que era profeta, y sabiendo que con juramento le había jurado Dios que del fruto de sus lomos, [según la carne, levantaría al Cristo], para sentarse en su trono…» También en 1ª Juan 4:3 se hace otra omisión semejante a propósito del ungido (el Cristo): «Y todo espíritu que no confiesa a Jesús [ungido venido en carne], no procede de Dios, éste es el anticristo, cual oísteis que vendría y ya está en el mundo ahora.»
Hay partes donde medio verso es agregado o quitado, dependiendo – según parece – de los manuscritos y códices de los trabajos independientes de Erasmus de Rotterdam - como compilador del Textus Receptus - y Eberhard Nestle y Kurt Aland - como editores de la Nestle-Aland -, junto con la Vulgata de Jerónimo de Estridón. Citando tres de estos casos, se puede ver en ellos que la segunda parte del verso solo la incorpora o agrega el Textus Receptus:
- «Y cuando en [un] lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo de debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. [Verdaderamente os digo que será tolerable Sodoma o Gomorra en [el] día [de] juicio, más que esa ciudad].» (Marc. 6:11)
- «Vigilad, pues, porque no sabéis el día ni la hora [en que el Hijo del Hombre vendrá].» (Mat. 25:13)
- «Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; [porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, en los siglos. Amén.]» (Mat. 6:13)
Considerando otros ejemplos podemos mencionar Hechos 9:5-6, donde, entre corchetes, pondré las palabras que solo agrega el Textus Receptus: «Y [él] dijo: ¿Quién eres, señor? Y el Señor le dijo: Yo soy Jesús, [a] quien tú persigues; [duro te es patear contra [el] aguijón. Y él, impactado, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo]: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.» En el caso siguiente la omisión es del la primera mitad, que constituye todo el verso 7 y el principio del 8 de Hechos 24: «[Pero llegando el comandante Lusías (Lisias), con mucha violencia le quitó de nuestras manos, ordenando a sus acusadores que viniesen a ti], que tienes poder, para examinarle, [para que] te enteres respecto de todas estas cosas de las cuales le acusamos.» En otro caso omiten la palabra ‘Dios’ que menciona el Textus Receptus: «E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: [Dios] fue manifestado en carne, justificado en espíritu, visto [por] ángeles, predicado a las naciones, creído en [el] cosmos, llevado [arriba] en gloria.» (1ª Tim. 3:16)
Un caso llamativo es el de Colosense 1:14, donde el Textus Receptus tiene, «diá tou aimatos autou» (“a través de su sangre”), pero esta frase es suprimida por la Westcott and Hort, Nestle-Aland y la Vulgata: «en cual tenemos la redención, [en su sangre], la remisión [de] los pecados.» Similar es 1ª Pedro 4:1, donde omiten “por nosotros”: «Puesto que Cristo sufrió [por nosotros] [en] carne, así vosotros proponeos armaros (equiparos), porque el sufrimiento en carne, cesa [el] pecado…» También de cartas de Pedro (2ª Pe. 2:17) se hayan diferencias. Por ejemplo, en este caso sustituyen ‘Nefélai’ (nubes) por ‘kai omíjlai’ (y niebla), y además suprimen ‘eis aiona’ (por siglo, por una era, durante la edad): «Estos son fuentes sin agua, nubes empujadas por tormenta; [pues] los cuales [serán] dejados [en] la tiniebla de la oscuridad por [el] siglo.» En Hebreos 1:3 encontramos un alterado en el orden de varias palabras para eliminar la mención de la mediación de los pecados a través de Jesús: «el cual, siendo el reflejo [de] la gloria, y la representación de su sustancia, sustenta todo por la palabra [de] su poder, [medió por sí] para la limpieza de nuestros pecados, sentándose en la derecha [de] la majestad (grandiosidad) en [las] alturas…»
En Mateo 20:23, el Textus Receptus habla de un bautizo de Cristo en el que sus apóstoles serían bautizados, pero esto no aparece en los otros casos: «Él les dijo: Efectivamente, de mi copa beberéis, [y [con] el bautismo el cual soy bautizado, seréis bautizados]; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a quien está preparado por mi Padre.» Asimismo en Mateo 6:4 se suprime la referencia a lo manifiesto: «…para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto de ti, te recompensará [en lo manifiesto].» Un caso que es entendible que se halla tergiversado, se encuentra en Apocalipsis 22:19, donde el Textus Receptus había usado la palabra ‘biblou’ (libro) en vez de ‘xilou’ (árbol*), ya que para el tiempo de su impresión esta parte estaba fragmentada (el problema de muchos textos antiguos era que los primeros y últimos libros y/o versos, como sería el comienzo (Génesis) o el final (Apocalipsis), eran las partes que primero se deterioraban o rompían debido a su exposición): «…y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol* de la vida y de la santa ciudad, y lo escrito en este libro.» En todo caso, para el entendimiento de aquel entonces, libro y árbol eran sinónimos, a la luz de la idea del conocimiento, a pesar de que asimismo se refería a la participación en una herencia o un linaje. Por ende, el 'Libro de la Vida' es otra forma de referirse al 'Árbol de la Vida'.
Hay otros casos aún más contradictorios o conflictivos, como aquellos donde la propia versión bizantina tampoco concuerda con el mismo Textus Receptus, y sí lo hace con los trabajos de Westcott and Hort, Nestle-Aland y la Vulgata, solo siendo citados en las versiones posteriormente dependientes del Textus Receptus, como la de la Iglesia Griega Ortodoxa, la Reina Valera (en español), las anglosajonas ‘New American Standard Bible’ o del rey Jacobo (King James), o las hebraicas. Ese es el caso de Lucas 17:36, donde la Vulgata solo introduce la parte inicial del verso 37, «Y respondiendo le dijeron: - ¿Dónde, Señor?». Este verso completo es omitido: «Dos estarán en el campo, el uno [será] tomado, y el otro dejado.» Ese tipo de omisiones ocurre igualmente con los dos siguientes, pero eliminando el versículo completo:
- «Y Felipe le dijo: Si crees de todo corazón, hazlo. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesús Cristo es el Hijo de Dios.» (Hech. 8:37)
- «Y cuando dijo esto, los judíos se fueron, teniendo mucha discusión entre ellos.» (Hech. 28:29)
En el caso de Apocalipsis 1:11, las fuentes ajenas al Textus Receptus – incluyendo el texto bizantino - omiten la frase de Alfa y Omega, y también la mención de Asia (Turquía): «…que decía: ["Yo soy la A (alfa) y la O (omega), el primero y el último.] Y lo que ves escríbelo, en un libro, y envíalo a las siete congregaciones [que están en Asia]: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea".» En el caso siguiente omiten la frase final: «Los cuatro vivientes decían: "¡Amén!" Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron [[al que] vive en el Siglo [de] los Siglos.]» (Apoc. 5:14) Y en este caso la referencia a que “vendrá”: «…diciendo: "Te agradecemos, Señor, Dios Pantokrator (Todopoderoso), que eres y que eras, [y que vendrás], porque has tomado tu gran poder, y reinas.» (Apoc. 11:17)
Una omisión de estas que ha causado mucho revuelo es la de 1ª Juan 5:7-8, donde solo el Textus Receptus hace parecer que hay tres testigos en el cielo y tres testigos en la Tierra, mientras todas las otras fuentes solo hablan de tres testigos, sin más: «Porque tres son los testigos [en el cielo: el padre, la palabra, y el santo espíritu, y estos tres uno son. Y tres son los testigos en la Tierra:] el espíritu, el agua y la sangre; y los tres uno son.» Otro caso a resaltar es el de Apocalipsis 1:8, donde el verso está alterado en las versiones originales, y solo se halla completo en la Vulgata. En el Textus Receptus - y en extensión la versión de Stefanus (1550) - se omite la palabra ‘Dios’, mientras que la bizantina, la Westcott and Hort y la Nestle-Aland quitan la referencia al “primero y el último”: «"Yo soy el Alfa y el Omega", [principio y fin], dice el Señor, [Dios], "el que es, y que era y que ha de venir, el Pantokrator (Todopoderoso)".»
Luego existen referencias difíciles de comprobar, como la cita que se cree que fue modificada desde el inicio del catolicismo, y que recientemente algunos católicos han resaltado apoyándose de registros de Vaticano, afirmando que efectivamente fue cambiada. Un caso conocido es el que tendría por frase original, «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en mi nombre.» (Mat. 28:19) Todas las referencias conocidas dicen «en nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», pero se discutía el hecho de que siendo así este mandato de Jesús a sus apóstoles, no existiese ese tipo de bautismo mencionado ni una sola vez a lo largo de todas las citas bíblicas, sino únicamente referencias a bautizarlos en nombre de Jesús. Igualmente esta frase no aparece en el antiguo evangelio de Mateo de Shem Tob usado en los debates apologéticos, la cual solo dice, «id vosotros».
Por último, ya existen traducciones que omiten frases o palabras, agregan o reubican, lo cual sería más extenso de tratar, pero comentaré un caso de la ‘Nueva Versión Internacional’, donde omite el verso 18 de Mateo 27, que dice: «Porque sabía que por envidia le habían traicionado.»
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