top of page

LA COSTILLA DE ADÁN Y EL PECADO ORIGINAL

Parte 2


La primera emanación de esta intención de auto-evolución de la mente colectiva fue experimentar la vida, y para ello se dividió en millones incontables de partículas que llamamos almas, que empezaron a experimentar la “vida” en diversas dimensiones y mundos en este universo. Ese es el origen del simbolismo de “ser polvo”, y de haber surgido del polvo. Esa “vida” es Jevah, o ‘Eva’, o ‘Eve’, o ‘la Vida’-. Ella salió del Tzelá (costilla) del ser (Adam), de un costado, lateral o esquina, mientras éste “dormía” profundamente, o sea, era completamente inconsciente de lo que ocurría. Ese proceso consiste en que el alma viva el sueño de este universo - mientras la conciencia colectiva sueña profundamente -, y entonces se forme un cuerpo para el alma de dicho poder, o de la “sombra” (acción creativa inconsciente) de dicho poder.


ree

El ser total se llama Adam (hombre, humanidad), pues es lo que conecta lo real (cielo) y lo irreal (tierra), imaginado como agua: A-dam es la idea de una “sangre” que une lo real y lo irreal, en el nivel de la forma como los seres antropomorfos, y en el nivel de la mente como un flujo de conciencia unificada. Por ende, cuando el texto habla del “hombre”, escribe en lengua hebrea ‘Adam’, y ese Adam es un símbolo que se refiere a la conciencia colectiva de la que todas las almas formamos parte. También podemos llamar a esta conciencia colectiva como enramado ‘bnei adam’ (hijo del hombre).


La palabra hebrea Tzel (costilla) se compone de las letras Tzade (justicia-justo) y Lamed (aprendizaje y enseñanza). La vida (de donde tenemos el nombre ‘Eva’, o ‘Javah’ originalmente) empezó a desarrollarse a partir de la idea de aprender la justicia, que es el equilibrio. Por ello el llamado en sánscrito ‘karma’ es una forma de entender una difusión de las 7 leyes que dimanaron de este principio de justicia (Tzideket). Esto ocurrió mientras la conciencia colectiva empezó a soñar lo que llamamos kosmon (universo-mundo-materia). De ahí que fuera escrito que <<Adam cayó en sueño profundo.>> No todos los hijos de Adam - llamados setitas – vinieron a este universo y, por tanto, debieron experimentar la dualidad y las reglas de este universo. Por eso dice, <<y tomó una de sus costillas>>, toda vez que la conciencia colectiva dentro del Uno tiene “otras”, es decir, otros universos, pero diferentes a este. La costilla tomada y convertida en materia es lo que igualmente se denomina el “prójimo”, o sea, la proyección de la polaridad de una cosa, o su opuesto. Para que todo se mantenga en equilibrio, la fuerza de compensación siempre está en acción, generando así la justicia dentro del tiempo y el espacio.


Todo el universo proyectado en este sueño - que los budistas e hinduistas llaman ‘Maia’ o ‘Anicca’ – es imagen de la mente. En consecuencia, fue escrito, <<es hueso de mis huesos y carne de mi carne.>> Los Etzem (huesos) representan tus pensamientos-creencias-emociones materializados. Tu vida es el resultado de tus pensamientos, ideas, creencias y emociones. Por extensión, es de donde vienen tus palabras y tus acciones, que terminan de completar la experiencia de lo que vives a través de lo que creas (esto se puede entender analizando contextual y holísticamente el experimento de la Doble Rendija). Así, “creas” lo que “crees”. El Basar (palabra hebrea que se traduce como carne) es la composición, pues todo este universo se compone de éter (energía espiritual de conciencia inteligente), que consolida las cargas electromagnéticas que forman los campos en el espacio. Esa es la razón de la expresión: <<este es mi cuerpo>>, pues Yeshua se refería al “cuerpo” (órgano total) que compone el Cristo (la fuente de donde dimanó este universo y que impregna todas las cosas como el aceite impregna a quien es ungido, o cristificado).


Y llamó a la Aishah (varona, que significa “fuego de la conciencia”) con el nombre de Jevah, porque <<del Adam fue tomada>>, y sería <<madre de toda vida.>> La palabra Adam en hebreo se forma de 3 letras: Alef, Dalet y Mem. La palabra “madre” era ‘Am’, precisamente “tomada” de Adam, pues se forma de la primera y de la última letra del nombre. Nombre significa identidad y propósito. Así, la inteligencia antecede a lo emocional, y el saber, la conciencia y el raciocinio deben dominar las emociones, como dijo Pablo: <<el hombre es cabeza de la mujer.>> No, no era musulmán, se refería a que la lógica, el intelecto y el análisis objetivo deben dominar a los impulsos, y así <<la mujer que enseñe en casa>>, pues tus emociones debes gestionarlas en tu interior (tu casa). En el cuerpo, Adam es el cerebro, y Eva el corazón, y por ello el análisis y razonamiento debe regir las emociones.

Entonces dice el texto que ella es su Negedó - que traducen como “ayuda idónea” - y de ahí el credo de la “idoneidad del matrimonio”, que es parte de las doctrinas limitantes que destruyen matrimonios o crean dictaduras matrimoniales – y hasta machismo, cuando se combinan con frases bíblicas sacadas de contexto o sin naturaleza espiritual (o sea, sin comprensión metafísica del símbolo) -. Neged es “en frente”, lo que tienes delante, tu reflejo. La mente consideró que, para evolucionar, debía ver su interior reflejado en su exterior. Así nació el Poder de la Atracción y el Poder de la Manifestación, es decir, la Emuná - que traducen como “fe” -. Tus pensamientos crean todo lo que ocurre y se produce en la materia, gracias al poder de la Energía Inteligente, que está gestionado por tus 7 centros de energía, que son catalizadores de los flujos emocionales y de conciencia.


ree

Si tus pensamientos son armoniosos, manifiestas en la materia (tu cuerpo, tu entorno, tus circunstancias, las personas que se te acercan), cosas armoniosas, dimanando de flujos de energía equilibrados, por creencias capacitadoras y productivas. Si tus pensamientos son tóxicos - pues devienen de las creencias basura que has acumulado desde niño sobre la vida y la existencia -, tus emociones serán de miedo, rabia, impotencia, frustración, odio, etc., y lo que generarás “en frente de ti”, serán cosas que no te gustarán: <<recoges lo que has sembrado.>> ¿Quién es el sembrador? Adam, el hijo del hombre, el humano. ¿Dónde siembra? En la madre tierra, cuyo símbolo es Eva. Así la mente siembra en el corazón, y ella da a luz el fruto de tus ideas. Ese es el simbolismo de “ayuda idónea” y “prójimo”, pues así se nos ayuda a que veamos nuestras sombras interiores o el espejo de nuestro, para de esta forma ayudarnos en nuestra disciplina de avance hacia el perfeccionamiento. El problema es cuando crees que lo que hay fuera de tu mente es tu enemigo (bacterias, ladrones, violadores, asesinos, políticos, ex parejas, padres, depredadores, etc.), que es lo que te hace creer el ego, en vez de comprender que tú lo estás creando, y es tu manera de entrenarte.


Si ese entrenamiento lo hicieses en tu interior, <<cerrada la puerta, y en tu lugar secreto>> (en estados de meditación y autoanálisis), las cosas serían diferentes, pues no producirías cosas que te molestan o duelen, sino cosas armonizadas y equilibradas, porque tu ser <<te recompensará en lo público.>> (aunque el texto original se refiere a “lo exterior”). Las sombras de tu interior son parte de lo que debe ser depurado, porque vienen del ego. Por eso la palabra Tzelá (costilla) viene del prefijo Tzel (sombra). Y, asimismo, tu mente, desde la sombra de tus ideas, crea en la materia (el holograma del agua: elementos primordiales de la tabla periódica), dando formas, colores, texturas y apariencias en lo físico, a todo lo que hay en tu subconsciente.


Empero, en arameo, ‘Tzelah’ era orar: usar el poder de la declaración (la letra final ‘He’ es de la expresión espiritual), y por eso la forma Tzelej (prosperar, ser efectivo, triunfar) tiene la letra final Jet (vida), dando a entender que cuando tu conciencia se armoniza con la vida, agradece lo que tiene, lo que es y lo que le rodea, como resultado vive en una vida feliz (porque atrae en lo que vibra). Mas cuando te envaneces en “datos” y no en espíritu, es como la palabra hebrea ‘Tzelal’ (hundirse, oscurecer), que es una expresión que duplica la letra Lamed, o sea, estás <<pegado a la letra>>, y no al espíritu. Te obsesionas con “lo que está escrito”, porque careces de discernimiento espiritual y no sabes oír la voz del Espíritu Santo. Esa es la causa de tantas malas interpretaciones de textos, porque creen saber lo que dice – pese a que ni saben la etimología de las palabras de su propio idioma -, cuando la interpretación viene es del Espíritu Santo, no de lo que crees que sabes (la letra hebrea Lamed es tanto de la forma Melamed como de Lilmod, que son enseñar y aprender, respectivamente).


Otro ejemplo es sobre la palabra Tzelem (imagen, estatua), que también sale de Tzel (sombra), pero agregando la letra Mem (agua), que identifica la sustancia de este universo, que los físicos llaman “cuantos” (del quantum), y que crea lo que llaman “campos” (red electromagnética de formas que crea la mente para que la materia adquiera consistencia). Así, Tzelem (imagen) es la idea de la apariencia, mientras Tzeleb (cruz) es la sombra consolidada. Es decir, la cruz representa la sombra materializada, y quien es crucificado simboliza quien es atado a la materia. Yeshua también por ello hizo que clavaran su cuerpo de Tercera Densidad de aquella encarnación, toda vez que el avatar no es real, es una ilusión de la materia. El culto al cuerpo es parte de la doctrina del ego, porque <<ni carne ni sangre pueden heredar el reino de Elohim>>, es decir, la materia se descompone, pero la mente es infinita y sempiterna.


De manera que todo el relato que leemos en Barashit (Génesis) sobre los primeros humanos, es en realidad una representación en símbolos sobre nuestra mente. El ser adámico experimenta sufrimiento mientras se comporta como separado, tanto de la Fuente, como de su verdadera naturaleza, así como de su esencia masculina y femenina (los dos en uno). Come permanentemente del árbol del saber bueno y malo mientras está en el mundo material, pues ello consiste en experimentar y aprender de esta percepción dual (Yin Yang). Cuando se elimina todo juicio y toda creencia de separación, se deja de comer de ello y, en consecuencia, se regresa al paraíso, pudiendo entonces vivir conforme a los deseos del corazón/alma/mente, en paz, amor, armonía, felicidad, longevidad, prosperidad, salud y plenitud. Y esto no es porque una fuerza superior te premie por agradarle, sino porque tú mismo has estabilizado a Adam (pensamiento) y Jevah (emoción), a los primeros padres que eran masculino y femenino (hemisferio cerebral izquierdo y derecho), y has deshecho el camino de regreso al jardín de Eden (el interior de tu cerebro, que simboliza el cielo, o sea, la mente creadora) con sus 4 ríos (analogía del tálamo, hipotálamo, glándula pineal y glándula pituitaria). Así, progresivamente, vas eliminando la simiente de la serpiente (el ego) – todo tipo de paradigmas y programas que has adoptado desde pequeño -, que te lleva a la separación, a la creencia en enemigos (como Kain con su hermano Habel), que no son otro sino un reflejo de tu propio ser interior.



¿Te interesa saber más? Adquiere mis libros, ‘Barashit, Desvelando los Misterios de la Kabalah’, ya disponible el tomo 1 (Subconsciente y Centros de Energía) en plataformas online, y a partir de octubre (2025) estará también disponible el tomo 2 (La Cámara Interior y el Flujo del Espíritu).

ree

 
 
 

Comentarios


bottom of page