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LA GRAN PROMESA DE LA PROSPERIDAD (3/3)

SE HARÁ JUSTICIA EN TU VIDA CUANDO TÚ ACTÚES JUSTAMENTE


por: Frederick Guttmann R.



21. EL SACERDOCIO DE MELKI-TZEDEK


El historiador judío Tito Flavio Josefo cuenta que cuando Abraham vivía en Hebrón - hace unos 4.000 años - hubo una guerra entre Sodoma y Asiria, un relato que aparece en textos muy anteriores, como los trabajos de Moisés o Yashar, que mencionan a los reyes asirios Kedorlaomer (rey de Elam), Amrafel (rey de Sumeria), Ariok (rey de Selasar) y Tergal (rey de diversas naciones de los gentiles), que se enfrentaron a los reyes de Sodoma y de Gomorra. La historia que asimismo se narra en los Jubileos (cap. 13), describe que en aquella gran guerra, Lot (el sobrino de Abraham), fue capturado tras ir en ayuda del rey de Sodoma. Abraham se enteró y formó un ejército con toda su gente y fue en busca de su sobrino 5 días más tarde. Se libró una batalla desde el río Yarden (Jordán) y, a pesar de que no se encontraban en igualdad de condiciones, Abraham y los suyos ganaron, incluso haciéndolos huir hasta Damasco: “De este modo demostró que la victoria no depende del número, sino de la rapidez y el valor de los soldados, que pueden dominar grandes multitudes; Abram venció a un ejército tan grande con sólo 318 de sus sirvientes y tres amigos. Todos los que huyeron regresaron a sus hogares ignominiosamente.” (Antigüedades de los Judíos 10:2). El rey de Sodoma se iba a encontrar con Abraham quien le iba a honrar, pero antes de llegar se le presentó un rey nombrado sacerdote (llamado Melki-Tzedek), para que así Abraham honrara a “Dios” antes que al hombre. Abraham llevaba años esperando el cumplimiento de la promesa que un ángel de parte del dios El-Shadai le había dado en Ur-Casdim (Ur de los caldeos). Le fue dicho, “vete de tu tierra y de tu parentela al lugar que te mostraré, y haré de ti una gran nación”. Este evento se dio varias veces en la vida de Abraham, y él decidió hacer caso a las visiones. Viajó miles de kilómetros al occidente a la tierra de los arameos, tras una hambruna bajó a Egipto, pero luego regresó. Abraham dividió la extensión donde moraba con su sobrino Lot, quien al final se fuera a vivir con los pobladores de Sodoma y Gomorra. Abraham, a pesar del paso de los años, seguía esperando el cumplimiento de la promesa que le hizo El-Shadai.


En consecuencia, cuando apareció el sacerdote ante Abraham, tomó pan y vino y le dio al Melki-Tzedek la décima parte de todo el botín, primeramente en perlas. Entonces Melki-Tzedek bendijo a Abraham. A partir de ese momento se estableció un compromiso bajo juramento, “de Abram, y para su descendencia, una décima parte de los primeros frutos serían para el Señor. El Señor mandó esto como una ordenanza perpetua que se le permita a los sacerdotes que sirvan ante Él, que deben poseer para siempre. Y que esta ley no tiene límite de días, pues Él os ha ordenado por las generaciones por los siglos que deben dar al Señor la décima parte de todo, de las semillas y del vino y del aceite y del ganado y de las ovejas. Y Él determinó esto para sus sacerdotes para que coman y beban con alegría delante de él.” (Jubileos 13:22-28) De manera que, desde aquel día, y para siempre, quedó establecida una ley en beneficio de los que sirven al dios verdadero, y es que reciban de los siervos de aquel dios la décima parte del producto de su trabajo. Los “diezmofóbios” suelen sostener que la “ley del diezmo” pertenecía a la Ley de moisés, y, por tanto, al llegar el Mesías (Yeshua) y ser destruido el Templo de Yerushalim, ya este mandato quedaba caduco. Ciertamente esta ley está por encima de las legislaciones de Moisés, y es, al menos, 500 años anterior, y no está sujeta a la ley de Moisés. Tampoco deben pensar quienes ven el concepto “Dios” como algo que gira en torno a la “iglesia católica”, que esto tiene que ver con dicha institución. La tal “iglesia católica” es un constructo político creado por Roma con fines de control social-mundial. Nada tiene que ver, ni con “Dios” ni con Cristo.


La Tierra es nuestra herencia, y en ella tenemos derechos de propiedad.


22. EL INTERESANTE 144


Entre los detalles de aquella ley que fue establecida con Abraham para sus descendientes y los vinculados al pacto de la promesa de bendición y eternidad, fue escrito, “Inmediatamente comencé a contar las joyas, separando las más bellas para el rey. Había un total de 1,440 perlas, de las cuales le entregué 144. Él las guardó cuidadosamente en una cajita hecha de oro puro, en cuya tapa había lindos adornos con incrustaciones de pequeñas piedras preciosas. Después de recibir el diezmo que simbolizaba la gran liberación operada por Yahveh en la planicie, Melki-Tzedek llamó venir a él a uno de sus súbditos que era maestro en adornos y pinturas, ordenándole honrar el vaso con un lindo grabado que retratase el momento en que yo le ofrendé.” (El Gran Rollo de Melquisedec, cap. 6:8-9) Es interesante observar la matemática y gematría aplicadas a las Escrituras reveladas por el Espíritu Santo. El 144 elevado a la potencia es observado en Apocalipsis al hablar de 144.000 sacerdotes que fueron niños varones vírgenes de las 12 tribus de Israel (12.000 por cada tribu), que se comenta en posible analogía en el Apocalipsis de Esteban. El 144 es la 12ª secuencia de Fibonacci, y el 12 se repite una y otra vez desde los meses del año y las constelaciones del zodiaco hasta el número de los patriarcas, de los profetas judíos mesiánicos y de los apóstoles. Es más, 3 secuencias de 12 son 36, que es el número de los decanos que establecen las pautas de la esfera (360º). A su vez, 144 son las horas de la semana judía laborable (puesto que 24 son consagradas al Shabat). Y como se acaba de apreciar, 12 es el número de sacerdotes de la orden de Melki-Tzedek para cada nuevo ciclo de sacerdocio (lo cual puede llevar a interpretar que habría 12 ciclos de estos sacerdotes desde Set, para completar 144). Decididamente esta numeración identifica el servicio al ministerio por parte de quienes obran para el gran Dios.


Es poderosamente llamativo que la numeración 144 sea de las letras hebreas Kuf, Mem y Dalet, pues estas revelan mucho más de esta críptica numeración. Ellas forman palabras hebreas tales como ‘Kedem’, que es estar en frente, estar delante, estar al este, estar desde tiempo antiguo, ser el origen. Esto se asocia a la naturaleza de dicho sacerdocio, al ser perpetuo y ser quienes están delante de “Dios” como sus representantes para con sus hermanos humanos. Las letras K-M son cognado de Kamah, que es mies o trigo en pie, siendo estos símbolos de la necesidad de guía espiritual: “mirando Yeshua a la multitud sintió tristeza, pues son como ovejas sin pastor, y dijo, ‘a la verdad, la mies es mucha, mas los obreros pocos’.” Del trigo se hace el pan, que simboliza el alimento espiritual y material, y asimismo representa al cuerpo, sus necesidades y su base como envoltorio para que el alma experimente la vida física. Las letras M-K-D es de donde se forma la palabra ‘Mikdash’ (santuario, templo), y es justamente de las mismas letras K-D de donde proviene Kodesh (sagrado, santificado, consagrado), que es lo relativo al sacerdote. La forma M-D es Med (vestidura), y la letra Kuf es de redención y de imitación, pues emula una cosa y hace una réplica de ello. La vestidura es la integridad, título e investidura que ostenta alguien, que aquí denota su rol para la redención, o como ser redimido, y a su vez, imita o representa al Santo. La forma D-M es Dam (sangre), de modo que nuevamente con la letra Kuf nos lleva a un linaje redimido (adquirido o comprado para servir), a una estirpe o descendencia que es imagen del Creador. Asimismo, las letras D-K son de Dek (velo, delgado), y la letra Mem es la materia, el agua, el mundo. Hay un velo entre el mundo espiritual y el material, una malla delgada, y quienes conectan ambas realidades son los siervos y ministros del Uno. Cabe agregar que Melki-Tzedek, en gematría, es 294, igual que ‘Elohei Abraham’ (dios de Abraham), y bajo la numeración del orden alefático es 87, igual que la palabra hebrea ‘Abodah’ (trabajo, ministerio, obra), y la expresión ‘ani IHVH’ (yo Yahveh).


23. EL SALARIO DEL OBRERO


El mismo elemento del servicio vitalicio y perpetuo del ministro-sacerdote del dios verdadero está presente en una de las cartas menos apreciadas del llamado Nuevo Testamento, la escrita a los hebreos. Curiosamente el apóstol Pablo, como ministro al que muchos cristianos evocan, debió pasar múltiples dificultades fuera del gremio judío en lo que a su sostén diario se refería. Irónicamente eran judíos los que le perseguían, pero asimismo eran judíos los que tenían el hábito de honrar al ministro, y que no le faltase nada al que sirve al Creador. Entre la comunidad gentil, que no tenía conciencia de esto, Pablo se vio forzado a abandonar horas de consagración a la obra por tener que realizar trabajos que le permitiesen cubrir sus gastos y necesidades. La Carta a los Hebreos es, a la verdad, un escollo para los “diezmofóbicos”, que sólo desean recibir y exigen de su dios, pero no se comprometen con Él, no le sirven, no se implican y no colaboran, y por extensión, deshonran el ministerio y a sus servidores, y “por cuanto no lo hiciste a uno de estos”, dijo Yeshua, “tampoco a mí lo hiciste”. Así, dice sobre el sacerdote, “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín.” Y agrega, “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.” Y lo más trascendental: “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.” “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.” (Hebreos 7:4-9)


Aun siendo eterno, tal como reza la leyenda de Melki-Tzedek – incluso conocida por los tibetanos -, él recibe los diezmos, no siendo, si quiera, contado entre los mortales ni terrestres. Si esto es según la promesa hecha a nuestra raza, ¿cuánto más no debe ser aplicable a los hombres mortales que sirven a “Dios” y tienen las mismas necesidades que cualquier otra persona? El apóstol Pablo reprochó esto, afirmando, “Contra los que me acusan, esta es mi defensa: ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber?” Pablo, no siendo llamado necesariamente “cohen” (sacerdote), hace las veces de sacerdote, pues el tal es intermediario entre “Dios” y los hombres, es ministro, es siervo vitalicio. Esa ya es su vocación, y por eso agrega, “¿O solo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?” Al decir “trabajar”, se refiere a que una cosa es servir y obrar, y otra es trabajar en el sentido de la servidumbre, la esclavitud y el servilismo, dedicar tu tiempo y energía a servir a otro señor fuera del Creador. La idea original de la bendición que recibió el hombre fue que tuviese la Tierra y disfrutase de sus frutos y prosperase infinitamente. Debido a la manifestación del ego, unos hombres han sometido a otros, ha habido injusticias de todo tipo, y la conciencia del Derecho se ha ido perdiendo. Pocos tienen tierras, pocos las trabajan, la mayoría paga una renta y algunos una hipoteca, pero la inmensa mayoría son siervos de otros, y pocos “trabajan” para sí mismos, la inmensa mayoría no se desarrolla respecto de la construcción de propiedad y riqueza propia – valga la redundancia -. Enriquecen a sus jefes y los negocios de aquellos, y en gran parte el estado les quita presuntamente para las pensiones, para la seguridad social, les retienen parte como tributo, y hasta otras cosas les quitan como presuntos impuestos. Yahveh dijo que “nos sacó de Egipto, de casa de servidumbre”, que es precisamente para evitar esa situación, para que el hombre fuera libre y su riqueza suya.


Los que eligieron - o fueron elegidos – para servir a la verdad, no están trabajando, en esos cánones. No sirven a Egipto (el estado, el sistema), sino a “Dios”, al servir a sus congéneres, a sus hermanos, a su prójimo. Pablo, por ello, sostiene, “¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto solo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?” Esta parte es la que odian los “diezmofóbicos”, que se creen que el que ministra y se capacita para enseñar y guiar recibe su sustento como el maná que caía del cielo en el Sinaí: sales por la mañana con una cesta y cae dinero del cielo. Prefieren creer esto, porque así alimentan su mente pobre, su miedo a soltar dinero, su tacañería, su apatía y su desinterés por aprender sobre educación financiera para así construir riqueza propia. A ellos debería tocar su conciencia Pablo al decirles claramente, “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (1ª Corintios 9:3-14)


24. JESÚS NO INVALIDÓ EL DERECHO


Yeshua mismo nunca refutó este hecho innegable, sino que, por el contrario, en diversas ocasiones lo ratificó: “Jesús estaba en el templo, y vio cómo algunos ricos ponían dinero en las cajas de las ofrendas. También vio a una viuda que echó dos moneditas de muy poco valor. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: —Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir.” (Lucas 21:1-4) Esto se puede reivindicar con otro pasaje, que, aunque aparece en los evangelios sinópticos, lo tomaré de la versión del Evangelio de los Doce Santos (cap. 60:11): “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, el anís y el comino y no hacéis lo más importante de la Ley, es decir, justicia, misericordia y tener fe! Esto se debería hacer y aquello no habría que dejarlo de hacer. ¡Guías ciegos, que coláis mosquitos y os tragáis camellos!” Sin lugar a dudas Yeshua no negaba la importancia del cumplimiento de la ley (en este caso el diezmar) y de lo que es correcto, pero increpaba a aquellos hombres su maldad. Esto igualmente se lo saltan convenientemente los agarrados tacaños y mente pobre, esos desvergonzados “diezmofóbicos” que presumen de ser parte del cuerpo de Cristo, salvos y elegidos por “Dios”, que se halarán de los pelos al leer decir a Yeshua sobre el diezmo, que “aquello no habría que dejarlo de hacer”. Ese argumento endeble de que Yeshua abolió el diezmo, no sólo no está escrito, sino que es falso y una incitación al delito (pues delito es la violación de la ley), y una incitación a la injusticia (porque invalidas el derecho de un hombre trabajador a su justo pan). Si Yeshua estuviera en contra de recibir tributo, ¿dónde dejamos que a él mismo le trajeron de niño - desde Persia - oro, incienso y mirra? A él le honraron, y él fue muy explícito al hablar del tributo/impuesto: “Le mostraron a Yeshua una moneda de oro, diciéndole: «Los agentes de César nos piden los impuestos». Él les dijo: «Dad a César lo que es de César, dad a Elohim lo que es de Elohim y dadme a mí lo que me pertenece».” (Evangelio de Tomás, dicho 98)


El hecho de que el pueblo de “Dios” dé a quien sirve a “Dios” una décima parte de sus ganancias y/o producción resulta inaceptable para muchos, que consideran que no están dispuestos a dar nada a “pastores asalariados”. Habría uno de preguntarse si es correcto - a nivel legal – que un empleador no esté dispuesto a dar a su empleado su salario porque considera que se lo gastará de manera inadecuada. ¿Qué le importa al jefe lo que su trabajador haga con su salario? El salario es el Derecho, la Ley, quitárselo es delito. Pero si el dueño de la empresa no está de acuerdo con la forma de proceder del empleado, ¿por qué lo contrató, por qué no lo despide? Hay otras personas cualificadas y dispuestas a hacer ese trabajo. Si no te gusta lo que enseña un “pastor”, ¿por qué vas a su “iglesia”? Si no quieres honrarlo a él, porque es “mala persona”, honra a otro que sí sea “buena persona”, que sí sirve a “Dios”. Así, al menos no caes en maldición ni deshonras la alianza con “Dios”. Con todo, si “hay muchos ministerios”, como recalcó el apóstol Pablo, ¿Por qué los “diezmofóbicos” se remiten a citar a los “pastores”? ¿Acaso el ministerio de la obra de “Dios” está monopolizada por “pastores”? ¿Eliminó Cristo todos los demás ministerios? ¿O sea que si no eres “pastor” no puedes servir a “Dios” como ministro? ¿La obra sólo se remite a reunir ovejas y mantenerlas entretenidas los domingos? Yeshua dijo, “id y haced discípulos”. Un “pastor”, ¿hace discípulos, o mantiene creyentes?


25. LA OBRA DE DIOS ESTÁ EN MANOS DE MUCHOS MINISTROS


Hay que aclarar los ministerios, porque acá hay un gran error de base. Para empezar, la obra de “Dios” no está legada a una religión, no la representan constructos inventados por hombres, como el catolicismo, el protestantismo, el luteranismo, los evangélicos, los mormones, los Testigos de Jehová, los pentecostales, los presbiteranos, los metodistas, los calvinistas, los bautistas, los adventistas, anglicanos, mesiánicos, manasitas, anabaptistas, efraimitas, gnósticos o cualquier otro grupo de los cientos que se han inventado los religiosos llamados “cristianos”. Yeshua dijo, “donde hay dos o más reunidos en mi nombre, ahí estoy yo”. Eso se llama ekklesia (tumulto, congregación, reunión, asamblea), esa es la iglesia, la reunión de dos o más personas que convergen en hablar de la trascendencia del alma. Algunos saben poco y esperan ser instruidos, otros saben más y tratan de aplicar ese conocimiento en su vida diaria, y otros se dedican de lleno al servicio de la Luz. ¿Cuál de estos eres tú? Si estudias, ¿qué salario mereces devengar? Si trabajas, ¿qué salario mereces devengar? Si dedicas 1 hora a la semana al “Reino de los Cielos”, ¿cuál debería ser tu sueldo? Si dedicas 30 minutos todos los días, ¿cuál debería ser tu sueldo? Si dedicas 4 horas 6 días a la semana, ¿cuál debería ser tu sueldo? Sé honesto y saca tu conclusión. Puede que no estés de acuerdo con la gente religiosa que distrae a las masas, pero si eres parte de la promesa y te implicas con el “Reino de Dios”, pide al Espíritu Santo que te ponga a dónde mandarle tu honra e implicación en la alianza, porque, aunque haya 99 papanatas vendiendo humo, al menos tiene que haber 1 que sí esté sirviendo auténticamente al Padre Creador, y esté llevando la Luz del Espíritu a sus congéneres, y hasta esté enriqueciendo tu alma.


Pablo escribió, “¿son todos apóstoles, son todos profetas, son todos evangelistas? No, a la verdad el Espíritu ha repartido dones como ha considerado, para que todos obedezcan a la fe.” El que dedica 1 hora al día, tómelo como un hobby, pues, ¿qué hace con el resto del tiempo? ¿Se cruza de brazos? Produce para “Dios” o para Mamon, o para la Bestia, o para Lucifer. No hay más a quien servir, y no puedes “servir a dos señores” a la vez, es incompatible, es mera matemática. ¿Te imaginarías el problema si un empleado resulta que trabaja para Coca-Cola y también para Pepsi? ¿Sabes cómo se llama cuando un agente de la CIA resulta que también es agente del MI-6? Hay conflicto de intereses y traición. Si sirves a “Dios” es, empero, una vocación, y mereces tu herencia. Lo mismo es si sirves a Mamon (vas detrás de acumular bienes y dinero), o a la Bestia (trabajas para el estado) o a Lucifer (le sirves a las fuerzas del mal). Para quien sea que trabajes debes recibir de él un producto como compensación por tu tiempo, aportación y energía. Yeshua dijo, “Digno es el obrero de recibir suficiente para su alimento.” (Mateo 10:10, Baal Shem Tov) Mientras el texto de Baal Shem Tov en hebreo dice “raui ha-poel lekabel dai ajilto”, la versión expresada por Pablo en su Primera Carta a Timoteo 5:17-18 habla de ‘sueldo’: “Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. Porque la Escritura dice: NO PONDRÁS BOZAL AL BUEY CUANDO TRILLA, y: El obrero es digno de su salario.” Así consta en griego al referir la voz ‘misthou’, de ‘misthós’, que es retribución, sueldo, paga, salario, alquiler, pago, recompensa, premio, o lo que se recibe “mediante salario”.


En el lenguaje bíblico, el “obrero” es el que sirve al Creador, pero, ¿es elegido por “Dios” o se elige a sí mismo? Las dos cosas son lo mismo. Pablo dijo que “Dios puso” y que “Cristo constituye”. ¿Qué es “constituir”? No es elegir al azar. No hay un ángel por ahí diciendo “de tin marín, de do pingué”, y apunta con los ojos cerrados. Ninguna empresa contrata personal no cualificado para funciones específicas, ni elige al azar. Si tú quieres dedicarte a algo, le pones energía, tiempo, empeño, sacrificio, amor, paciencia, te capacitas, y se vuelve una vocación. Muchas veces eres netamente bueno en algo, porque tienes un don, es un talento propio, y eso facilita mucho que “encajes en el perfil”. La necesidad que hay en el mundo supera el número de personas cualificadas para llevar la Luz en una o más de sus múltiples formas. El sacerdote verdadero – no el católico -oficia las cosas sagradas, es su vocación; el maestro, primero adquiere una maestría, y posteriormente está en condiciones de llevar a otros a la maestría, el perfeccionamiento; el evangelista va pregonando el mensaje de la Verdad (toda vez que e-uangelio quiere decir ‘noticia’ o ‘mensaje’); el pastor mantiene unidas a las personas que han llegado a su centro, y las va encaminando con una enseñanza básica; el apóstol va por el mundo en misión de paz (pues la voz griega apóstolo quiere decir “misionero”, y en hebreo es Shlijí, que es “enviado”, de la misma raíz de Shlomí, que es “pacífico”, o que pregona la paz); el profeta recibe mensajes revelatorios y los expresa a las personas; el sanador, sana - no es como el cura católico, que no cura, ni como el papa, que no es papá de nadie, no tiene hijos porque ha hecho voto de castidad -. El obispo (o epíscopo), era el administrador, así como los ancianos, se suponía, que daban consejos, dada su experiencia, y no lo confundas con ese título que usan en la iglesia católica (la iglesia católica es un plagio del pueblo de Israel con fines hegemónicos).


26. LA MALDICIÓN DEL HOMBRE Y DEL PUEBLO


El aspecto más esencial de esta ley la tenemos del profeta Malaki, cuyo libro es breve y el último del llamado Antiguo Testamento, pero es un azote a los injustos, a los ladrones y a los hipócritas, que se consideran parte del pueblo de “Dios”, parte de “Cristo”, pero violan la Ley. Y hay que acotar una importantísima y trascendente aclaración: la Ley no es lo dispuesto en las 613 ordenanzas que se dieron en el Sinaí hace 3.400 años al pueblo de Israel. La Ley es la base de la Justicia y el Derecho. En hebreo, la palabra Tzedek se refiere a lo Justo, a lo indicado y adecuado, de ahí la justicia. Yahveh es el juez, y Él representa, por tanto, la justicia. De hecho, Tzedek era el nombre hebreo del planeta Júpiter, y Júpiter es un nombre compuesto del sánscrito ‘Dyaus-Pitar’ (Dios Padre). La Justicia precede al Derecho, y el Derecho a la Ley. La Ley es la base del equilibrio en el universo. Esto se expresa en la misiva de Yeshua, la “regla de oro”, que reza, “no hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a ti”. Si alguien quiere invalidar el diezmo, que le invaliden asimismo su salario a él, porque esa es la Ley, es lo Justo. Así, cuando trabaje, que no reciba suelto, pues eso sería lo justo si los que sirven a “Dios” tampoco deben recibir retribución. Si los que sirven a la Luz no merecen sueldo, mucho menos deberían recibirlo los que sirven a Mamon o a la Bestia, que buscan saciar su propio estómago, mientras otros mueren de hambre y se perpetúa la ignominia y el sufrimiento de nuestra raza. La Ley, como la explica Yeshua, que es la base de “amar a tu prójimo como a ti mismo”, es, como refirió Pablo, “la ley de la conciencia”, y de eso tratan los Diez Mandamientos.


Malaki (Malaquías, que traducido es “mi mensajero”) escribió: “Porque yo Yahveh no cambio”, sí, Él no se contradice, pone una ley hoy y mañana la deroga. Dice, “por esto, hijos de Yakob, no habéis sido consumidos.” Es porque Él juró a Abraham sobre su descendencia, y porque Moisés rogó por el pueblo, pues, de otra manera, dadas sus injusticias, ya habrían sido eliminados. Agrega, pues, “Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Yahveh Tzabaot. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Elohim? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Yahveh Tzabaot, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Yahveh Tzabaot. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Yahveh Tzabaot.” (Malaquías 3.6-12) Muchas personas se preguntan cómo una nación tan pequeña como es Israel, que lleva a penas un siglo de haberse reestablecido, es una de la naciones más prósperas y poderosas del mundo. ¿Cómo es que “judío” es sinónimo de riqueza y abundancia? Miren cómo ellos cumplen la Ley. Baste estar unos días en Israel, o entre judíos, y ver que aplican los mandamientos mientras esté en su mano, y he ahí el resultado. La Ley, para este contexto nuestro, son los Diez Mandamientos, repito, no las reglas y normativas que recibieron los israelitas en el Sinaí, eso prescribió como norma y quedó como referencia y arquetipos.


27. LA BESTIA: EL ESTADO


En los días de Moisés, Yahveh liberó a Israel del mismo problema que existe ahora en la sociedad a nivel mundial. Dio la Ley para salvación y ayuda del hombre, y quien lo cumple lo recibe, y quien no, es abandonado. Por eso dice en la Revelación de Juan, “sal de Babilonia, pueblo mío”. La “nueva Babilonia” simboliza lo mismo que “Egipto”, en esos términos: la esclavitud, el estado. Anteriormente esto fue Egipto, que aún es como se define a la esclavitud bíblicamente, y ahora es Babilonia la grande, porque supera a la antigua Babilonia (el globalismo post-diluvio), que dirige la triple corona: Vaticano, la Corona Británica y Distrito de Columbia (Washington). Esta distinción entre cumplir la justicia o no cumplirla es en la Torah referido como la maldición (perdición, perder) o la bendición (los beneficios, los bienes, posesiones). Por esta razón los primeros cristianos eran una secta independiente del sistema, contrario a quienes interpretan que hay que “obedecer a toda autoridad, pues de Dios fue puesta”, como si se refiriese al estado (este pasaje habla de la “iglesia verdadera”). Esa es la razón de por qué El-Shadai sacó a Abraham de Ur-Casdim (Babilonia, Sumer), toda vez que no puede tener jurisdicción en tu vida mientras juras lealtad a otro rey, primer ministro o presidente, bandera, himno, heráldica, tierra, ejército, identificación, nombre legal, empleo, etc.


28. LA NUEVA ALIANZA


Sobre el año 70 d. C. se destruyó el templo de Yerushalim, y desde entonces pudo entrar en vigor completamente la Nueva Alianza, puesto que murió (fue destruido) el antiguo testador (el templo), sobre el que pendía el pacto. Antiguo Pacto, o Alianza, o Testamento, queda atrás ante el Nuevo. El Testamento es lo que deja el testador, que es Yahveh. Deja una herencia. Él no murió, sino que Mashah (Moisés) roció sangre de animales sobre el testamento, sobre el pueblo y sobre las cosas. La alianza es servir a Yahveh, y por extensión, a Dios, la Conciencia, la Unicidad, que es lo mismo que Cristo, el Despertar de Conciencia. Ese servicio es ser de utilidad a la Verdad. No puedes “servir” a dos señores: el estado y Dios, porque uno es la esclavitud y el otro es la Libertad y la Verdad. Si hay una Nueva Alianza en Cristo, cuya sangre fue la cruz, para herencia de los testamentarios (herederos), ¿qué es lo que pactó? Otro servicio, no servidumbre, sino servir para una buena causa. Cristo es el Despertar de la Conciencia y la Iluminación, mas para efectos jurídicos (ley universal), se aplican las palabras de Pablo, al decir que Cristo es sumo sacerdote, abogado, rey, profeta, apóstol, vida, ley, señor (autoridad), despertar de conciencia, transformación y trascendencia (resurrección), etc.


Cuerpo de Cristo es ‘organismo estructural’ o ‘nación establecida’. Todo este asunto de la ley vino desde Moisés debido al Derecho, para no caen en manos de “otras naciones”, y perder las libertades, derechos, patrimonio, propiedad, privilegios y bendición de “Dios”, que parten de nuestra Propiedad: cuerpo, familia, hijos, esposa/o, tierras, bienes, riqueza, ganado (lo que te has "ganado"), etc. De ahí que los no israelitas eran llamados “paganos” por los católico-romanos, o sea, ‘goim’ – en hebreo -, gentes de las naciones, donde el ‘de’ es una relación. Por esta razón es que ellos pertenecen al estado y sus gobernancias, a su servidumbre, y ellos hacen lo que les place con sus ciudadanos. En cambio, mientras eres de la ciudadanía del Israel celestial, “Dios” tiene libre derecho de interferir, la confederación celestial tiene autoridad, hay jurisdicción. Cristo pasó el concepto Israel a lo celestial porque ya no había Israel, y el futuro Israel terrenal sería un estado universal libre, como es en el resto del cosmos. El ser de Israel celestial no es de una ubicación en otra galaxia, sino de una red de conciencia de un estado de conciencia. Y como su base es la conciencia, viene del saber y comprender, y ese saber y comprender se refieren a la ley universal, cómo funciona y para qué existe, pues todo ello se remite al Derecho del hombre en la Creación.


29. PONGO MI PARTE


Si no te comprometes con “Dios-Cristo”, no hay vinculación, y, por tanto, no hay jurisdicción de ellos en tu vida. Firmas para certificar y pagas, en el caso de Israel, la firma era la circuncisión, y el dinero o paga eran los diezmos (impuesto, tributo del 10%), las ofrendas (colaboración) y las primicias (lo primero que producía tu trabajo, esfuerzo). Para Israel el beneficio era la bendición: prosperidad, protección, salud, buena suerte, además del cumplimiento de la Ley/Palabra (Escritura), testamento (documento). Lo que circuncidas es la parte de tu ego, que la cortas fuera de ti. No hay otra forma de elevar la conciencia, no hay otra forma en que el Espíritu Santo te pueda llevar al Despertar, pues el ego es el Satan, que está en tu mente. Hay un llamado como conciencia, y la conciencia es una red, no eres tú solo. Por ello desde el principio se habló de “linaje”, de “pueblo”, de “nación” y de “congregación”. Por eso es tan importante la aportación de todos, sea en servicio como en contribución. Contribuir es ‘con-tributo’, es participar aportando un tributo. No puede avanzar una sociedad o asociación si nadie aporta nada para su crecimiento. Todo son gastos, y de algún lado debe venir el apoyo para solventar y cubrir costos y servicios. Es sentido común. Si para entender eso hay que poner una ley que lo decrete, queda entonces claro que la persona está lejos de la comprensión y de la toma de conciencia. Ahí nace el concepto de las ofrendas, de las donaciones.


Abraham se vio con Melki-Tzedek y se vinculó a la alianza que tiene promesa (juramento) en lo eterno (como Melki-Tzedek), y se vinculó con un tributo (su padre), y lo hizo con pan y vino (tratos y acuerdos, o comisión), y diezmos (su cuota vinculativa). Yeshua estableció la nueva alianza igualmente con pan y vino, como fue la alianza anterior con Moisés con el cordero y su sangre, analogía del vino para realizar un acuerdo. Estos son los banquetes que se realizan para acuerdos, alianzas y compromisos. Comer es participar, vincularse, siendo el pan la materia. En la sangre está la vida, la vida del ser. Es consagración, dedicación, propósito de existencia. Pan es cuerpo, Vino es sangre, el ser y su vida. El que come (participa) tiene parte en la alianza. Otra forma de representar el compromiso es sumergirse con un rito de iniciación. Una sociedad secreta o gremio o pueblo que se forma, o al que te adscribes, pide una cuota o suscripción y el cumplimiento de sus normas (normas comunitarias). Vino viene del sánscrito ‘vana’ (amor). Dionisio y la embriaguez se asocian a lo afrodisíaco y la pasión. El licor como estimulante de lo sensual o sexual, y es símbolo de la alegría y el festejo, celebrar. Con esa esperanza hacen el acuerdo o alianza, celebrando lo que ganarán con esto, la promesa.


Yeshua no tuvo necesidad de agregar mucho más sobre el concepto del diezmo, porque era algo que ya la gente hacía de manera natural. Él recibía ofrendas, pero no diezmos, porque en sus días aún estaba el templo y había levitas oficiando, y de haber recibido tributo habría generado un gran alboroto si se enteraban los religiosos. Sin el templo, ¿a dónde llegaban los diezmos y las ofrendas? ¿De parte de quiénes (en dispersión)? ¿Y quiénes si no habría oficiadores? Entraba en vigor el Nuevo Pacto, bajo el sacerdocio de Melki-Tzedek (eternidad-inmortalidad), ya no el levita (lo mortal), de modo que ya no recibirán los diezmos y ofrendas los levitas sino los nuevos ministros de la nueva alianza (en Cristo) y ya no solo recibiendo tributo del pueblo judío o israelita sino de las naciones. El pacto (testamento) entra en vigor tras la muerte del testador, a quien Yeshua representó. Porque no puede haber vínculo con la persona deudora ni con el hijo (reino) de otro padre (nación o estado). Nace de un nuevo padre, “Dios”. Hasta entonces tenías muchos padres biológicos y artificiales como en tu país, pero uno es el auténtico Padre: Elohim y Yahveh (resurrección). El Uno, el cuerpo, el conjunto. Estos padres son la reencarnación y los artificiales son Belial. La ley de Yahveh se basa en equidad, ya que ofrendas y primicias eran proporcionales, no tasas fijas. La primicia era lo primero que daba la tierra, y eso daban a “Dios” como agradecimiento (son protección de derechos de propiedad, de los derechos de autor, marcando tu propiedad para que no sea violada); diezmo es el salario del ministro de “Dios”, de “Cristo”; ofrenda era un donativo voluntario para mantener la estructura del servicio (de ahí se atendía a las viudas, huérfanos, pobres, y se hacía mantenimiento del templo y de sus asuntos), como expone Números 18:25-32. Acorde a Deuteronomio 14:22-29 la ley del diezmo trata sobre el alimento, donde todos participan y se da a los necesitados.


No le hagas injusticia a los ministros honestos de Dios y Cristo por culpa de unos lobos.


30. SIGNIFICADO DE LA DÉCIMA


La Biblia afirma que los “creyentes” que no diezman están robando a Dios, y, por ende, son malditos, con maldición. Caen víctimas de servir a otros, a otro dios, a otro amo, y son esclavos sometidos a él. A ellos deben honrarlos tributándoles, pagando impuestos, y sometidos a sus pseudo-leyes. Sellas tus acuerdos con firmas y ficción de

la persona, y muestras tu relación, y tomas parte con dinero. Por eso Yahveh pedía sus propios diezmos, porque esto asimismo representa relación con Él. Cada 7 años se vuelve a hacer con los levitas, y lo que se da ha de proceder del producto de la persona, sus primicias y de lo mejor de sus tierras. Diezmo en lengua hebrea es Maesher, de la voz Ezrah (como el nombre del escriba judío Esdras), que significa ‘décima’ (relativo al 10%), que es un porcentaje, que es el salario del ministro, y a la vez su herencia. La palabra Ezrah procede de Esher (diez), que asimismo quiere decir ‘indefectiblemente’ (sin defecto, sin fallar), o sea, es impositivo, obligatorio, es sí o sí, no una alternativa. Deuteronomio 14:22 dice que todos los años diezmarás indefectiblemente para los necesitados del pueblo - usando ambas formas análogas, de Esher/Esra y Teasher/Teser, como diezmar o cumplir -. Se refiere a algo que es seguro y se debe hacer sin discutir ni rechistar, algo impositivo (impuesto). Esto se refuerza con su relación con el sonido Asher (de Laasot), que es ‘hacer’: lo debes hacer, porque con eso se puede hacer. Si Esher es del verbo Laasot, es debido a que es algo que es Ley, y porque sólo se pueden lograr objetivos y salir adelante como persona y como pueblo, con contribuciones. Es como pretender salir adelante hoy día en la sociedad sin un dólar en el bolsillo. En cambio, cuanto más tengas como persona o como sociedad, más puedes “hacer” (Laasot).


31. CÓDIGO KABALÍSTICO


La definición hebrea ‘Maeser’ (M-A-SH-R: décima, diezmo) es numéricamente 610, como ‘ha-Adam’ (el hombre) y ‘Yam’ (mar), y no sólo significa ‘diezmo’, sino ‘lo que se debe hacer’, de la forma Maasé (hecho, obra), y es del derecho de propiedad del verdadero hombre: el que sirve a Cristo-Dios. Su temura (anagrama) puede verse como A-M-R-SH, que quiere decir ‘pueblo cabecilla’ o ‘pueblo que encabeza’, o como A-M-SH-R, que es ‘pueblo líder’, que nos lleva al sacerdocio real (el verdadero, no el católico). Igualmente puede traducir ‘con el cabeza’ o ‘con el líder’. El mismo temura se puede dividir en A-M-R (recoger gavillas, manojo de espigas o lana) junto con la letra Shin, que es de despertar de la conciencia. Esto quiere decir que dicho anagrama refiere que esto se relaciona con reunir a los que han de ser despertados, los que han de elevar su conciencia. El temura R-M-SH (pulular, desplazarse de todo tipo de formas de vida) con la letra Ain (el ojo que observa, cuida y vigila), identifica el mismo aspecto como quien vela por toda la humanidad. Otro temura es R-A (amigo, compañero, pensamiento) con SH-M (nombre, destino, identidad, reputación), refiriéndose al propósito de ser un hermano y de ayudar en la evolución de la manera de pensar. Otro temura es R-A-SH (copioso, abundante) con Reish (encabezar, cabeza), pues es la herencia del ministro, la honra por su vocación. Otro temura es SH-M-A (oír, obedecer, ser oído, remanente, noticia, informe) con la Reish (cabeza), o sea, es para quien escucha a su autoridad, y él obedece, e informa. Otro temura es SH-M-R (guardar, cuidar, proteger), con el Ain (el ojo que observa y vela), pues es para quien mira por el pueblo de “Dios”. Otro temura es SH-A-R (entrada, acceso, puerta de la ciudad) con Mem (materia, mundo, agua), toda vez que gracias al salario puede el hombre desarrollarse cómodamente en el mundo. De ahí procede la voz ‘Shearah’ (cebada), que simboliza el alimento. Otro temura es SH-R-A (estirarse), con la Mem, pues con su recompensa puede el ministro lograr objetivos y expandir la obra. La magia de esta Kabalah sana es que devela los secretos de las palabras, que a simple viste no se ven, mucho menos en otros idiomas a los que se traducen las definiciones bíblicas.


32. REFERENCIAS BÍBLICAS


Abraham honró a El Alyon por darle la victoria contra sus enemigos, dando el 10% del botín al sacerdote – que en su caso fuera Melki-Tzedek -, como refiere Génesis 14:20. Luego el diezmo (esher/esra) se le daba a los levitas. La palabra levita es del hebreo ‘levim’, que es un sonido análogo de ‘lebim’ (corazones, en el sentido de las mentes o de las vidas). Ellos, a su vez, dan el 10% al levita mayor (Cohen ha-Gadol), o sumo sacerdote, acorde a Números 18:26. Los hijos de Leví reciben todos los diezmos de Israel, como los Melki-Tzedek en general, o los ministros de Cristo en la actualidad. Esto no nació con ellos, ni con Moisés, sino que, como ha quedado patente, ya venía de Abraham y se reiteró con Yakob, quien prometió hacerle una ‘casa’ a Yahveh, y separaría el 10% de todo para Él, como reza en Génesis 28:22. La “casa” o “templo” es el cuerpo, y el cuerpo es una “institución”, un “organismo”, una “congregación” de diversas partes (personas, mentes), que forman una Conciencia Colectiva, es decir, un Espíritu. Por lo mismo, no creas en un “pastor” que tiene todo un equipo de trabajo y sólo él recibe sueldo, porque todos los que están con él - en función del tiempo de dedicación – deben recibir salario. Ni creas en alguien que oficia una charla de una hora sobre temas para niños espirituales una o dos veces a la semana y pretende cobrar un sueldo de millonario. Si das calidad mereces calidad, pero si das simpleza recibe simpleza. La calidad y profesionalidad tiene valor, y en las grandes empresas cobra más el que más sabe, ciertamente, sin importar el tiempo que le tome hacer lo suyo, porque él ya lo ha invertido en formarse como el mejor.


El diezmo de la tierra (el producto, que precede a la propiedad), de todo, es de Yahveh, es lo relativo a Dios, lo que se le dedica o consagra, y se menciona en Levítico 27:30-32. Si el diezmo de todo tu producto o trabajo “es” de Yahveh, ¿se lo vas a robar? ¿Le vas a robar a tu propio dios? ¿Le vas a robar a tu señor, al que llamas Cristo? El levita viene de Leví, que significa acompañar o pedir prestado (según la raíz original Levah). La letra hebrea Lamed de Levi es del aprendizaje y la enseñanza, y de ahí el concepto del Cohen (sacerdote, intermediario). La Vav es el hombre, y la Yud es el cielo, lo celestial, la conciencia. De esta manera, Levi representa al hombre que enseña/aprende lo celestial. Los levitas reciben todos los diezmos de Israel por 2eredad, porque ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión (Moed), como cita Números 18:21. El Ahal (tabernáculo), es la tienda temporal que identifica el cuerpo temporal, el sostenimiento para el hombre mortal, y los valores y creencias que fundamenta el hombre. La palabra Ahal se compone de Alef, que es el hombre entre cielo y tierra, He la expresión, y Lamed el aprendizaje/enseñanza. El Moed o Moad es donde se testifica o da testimonio de las cosas, se aporta el conocimiento/saber de lo que se ha experimentado/testimoniado.


Malaquías 3 habla del restablecimiento, como pasó al regreso de la Deportación de Babilonia, como refiere Nehemías 10:37 y 13:12. En Melki-Tzedek dio Abraham por Leví, como los que sirven a Cristo lo hacen para él, según Hebreos 7:11. Melki-Tzedek recibe diezmos siendo sumo sacerdote y además rey (rey de paz y de justicia). Él representa a Yeshua (Jesús), siendo de un sacerdocio del rey eterno en Yhudah (Judá). Estas es una promesa en una nueva alianza en una vida indestructible según descendencia. En ese sentido Yeshua recibe los diezmos, que representa el Cristo (conciencia colectiva), quien recibe los diezmos en su nombre. Según la Nueva Alianza él pone sus propios sacerdotes, nuevos ministros. Bienaventurados serán porque vienen a ser sacerdotes de Cristo, que es acorde a Apocalipsis 20:6. El diezmo es sagrado porque no es tuyo (no te pertenece), es de “Dios”, pues de Él es la Creación, la tierra y sus productos, y tú tienes ingresos, propiedad y ganancias gracias a tu dios. Tú tomas de lo que te da la Madre Tierra, pero eso no es tuyo. “Dios” te permite tomar de ello y bendice tu producción, pero a cambio te exige que le honres no tocando la décima parte de todo lo que te ha hecho producir, o por recibir y tener el empleo que posees para valerte en la vida. Si no labras la tierra sino que eres empleado de alguien, no olvides quien te ha dado el empleo, la vida, la salud, la familia, la felicidad, el cuerpo, quien te ha bendecido. Cuando das a un ministro de “Dios” o “Cristo” lo suyo, a ti te honras, por encima de todo, y reiteras la bendición que viene a tu vida. En ello honras a Melki-Tzedek que simboliza la Paz (Shalom-Salem) y la Justicia (Tzedek), y, por tanto, eso nunca faltará en tu vida.


33. LA REVELACIÓN DE MALAQUÍAS


El Tanak tiene 24 libros, y aparentemente fue redactada por 26 distintos autores. Su último libro es ‘mi mensajero’ (malakí), siendo el 24° profeta que anunció la venida del Mashiaj – como menciona el evangelio de Tomás (dicho 22) –, quien a su vez representa a Elahu (Elías), cuyo nombre en griego (Elaia) es vino. El capítulo 3, verso 8, comienza a hablar del Diezmo (salario/herencia) y las Ofrendas (contribuciones). El 3 es consolidación, y el 8 es vida y amor. Los diezmos representan un valor – como el dinero hoy día – que se da en tributo como sello de un acuerdo entre dos partes. Unos cumplen con una parte y otros cumplen con la otra. El diezmo y las ofrendas eran parte del acuerdo. Se destinaba para salarios y para sufragar costos generales de lo sagrado (puesto que el acuerdo se da con “Dios”). Eso sagrado son también los servidores, que no son servidores públicos sino de lo celestial, lo divino, lo que es del Soberano de Todo. Estos servidores, son de “Dios” para el pueblo, y de entre el pueblo – si es que realmente honran la verdad y ese ministerio -. En el verso 8, del capítulo 3, inicia preguntando si se puede robar a Elohim, pues Él representa el conjunto de todo, la Conciencia Colectiva Universal. Robar a Dios es robarnos a todos como conjunto. El Elohim manifiesto en la antigua historia de Israel como Yahveh, representa a la Confederación Celestial, y también por esto a la humanidad. No te puedes robar a ti mismo, porque es robarnos a todos y perjudicarnos todos. Todos somos uno. El verso 9 afirma que toda la nación le ha robado, usando la voz ‘goi’, porque actúan como profanos (infieles, paganos, mundanos, no-judíos). No los llama Israel ni Yehudah (Judá), sosteniendo que están malditos. Esa maldición (lo maléfico, la mala suerte), es Meerah, de que están malditos (Nearim).


El verso 10 habla de un cambio, les ofrece que cambien. Les manda que lleven TODOS los diezmos a donde deben ir, y que se alimente la “casa”, pues los diezmos son el pan del obrero que sirve a la “casa” de Dios. La casa es la Beit, la base, fundamento, principio creativo y creador, tu ser interior, identifica el cuerpo: haya alimento para el cuerpo de la persona que sirve. El alimento de uno será el alimento de todos; si el ministro recibe su comida, todos los miembros de la congregación (la nación vinculada) recibirán alimento. Al hacer esto descenderán todo tipo de bienes (bendiciones), habrá prosperidad (progreso) ilimitada. Se rompe como represa lo que estaba retenido, si restituyen TODO. Esto es porque la herencia y el salario de otros se han estado reteniendo, y la justicia es la compensación, y la compensación es el equilibrio, lo justo. Por tanto, acá hay un principio de karma también, cuando no se completan los diezmos debidos previamente, igual que las deudas acumuladas (como cuando debes un dinero al banco y se te acumulan los intereses mes tras mes). Si restituyes el daño causado a los ministros, a ti se te restituirá la vida y prosperarás, Dios te restituirá todo y llegará abundancia. Lo que caerá sobre ellos será del Cielo – no del estado, o de la naturaleza – en sobreabundancia. Al ser Ley, la violación de la misma llega hasta el cielo, en términos del sistema judicial, así que desde arriba mismo viene la retención como principio de Ley, de la Ley Mayor. Por eso habla de “maldecir”, porque es violación de la Ley, lo cual sólo puede acarrear mala suerte, impide la bendición legítimamente.


34. EL REGRESO DE LA BENDICIÓN


Cambia tu mente, para que cambie tu vida. Deja atrás las creencias viejas, que te mete el ego, que proceden del miedo. Los verdaderos ministros de la Luz no son culpables de que la gente esté en enfermedad, pobreza o dificultad, eso es asunto de cada persona. Tu atraes a tu vida las cosas, según la vibración que emiten tus pensamientos y emociones, y estos están condicionados por las creencias subconscientes y conscientes que tienes. Tú has lo que es correcto, y no juzgues lo que hagan los demás. Tú cumple con tu dios y con Cristo – si eres del pueblo de Dios y del cuerpo de Cristo -, no busques ni aceptes excusas para ser deshonesto, tramposo, cobarde o tacaño. Siempre opta por hacer lo que es justo, porque lo que hagas a los demás es lo que la vida te devolverá. Si quieres recibir algo en la vida, empieza por hacerlo por los demás. Si quieres ser próspero, cuídate de no dañar la prosperidad de otros. Si quieres que te vaya bien, no dañes la vida de otros, ni directa ni indirectamente. Si tu economía parece que estuviera maldita, revisa que no estés maldito ni estés maldiciendo el bolsillo de otro. Si has dañado o agraviado a alguien, has todo lo que esté en tu mano para compensarle el agravio y restituirle, y la maldición sobre tu vida desaparecerá. Mientras acumules karma en tu contra, nada de lo que hagas en ningún área dará resultados abundantes y duraderos. No deshonres a alguien que sirve a Dios y a Cristo, porque el primer perjudicado, y principal, serás tú mismo.



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