Frederick Guttmann R.
La salud es uno de los ámbitos más relevantes de la vida. Una simple dolencia leve es ya un fastidio que nos puede importunar bastante y afectar incluso a nuestro estado de ánimo. El sistema nervioso pareciera hacernos vulnerables a infinidad de cosas que nos pueden infligir dolor e incomodidad. Las enfermedades parecen estar al acecho, y te han inculcado que debes tomar ciertas precauciones para evitarlas. Pareces reo de los caprichos de la vida, estando en una ruleta rusa donde en cualquier momento, sin razón aparente, simplemente te toca enfermarte o sufrir de cierto dolor, hasta siendo alguien “bueno”, simplemente llega la muerte caprichosamente antes de tu hora. La vida parece tan cruel e injusta.
Tienes una gran cantidad de paradigmas recibidos a lo largo de tu vida, desde que eras niño, y puede que casi todas sean erradas (o puede que lo sean todas). Te creíste eso, y esas creencias supersticiosas determinan tu vida. Son supersticiosas, porque no se basan en hechos empíricos o científicos, sino en conjeturas que nacen de lo que la gente da por sentado dentro de su desconocimiento. Esas creencias están impregnadas primeramente en el mundo científico, creando una confusión entre ciencia y cientificismo. Son creencias promovidas y financiadas para ser la religión de muchos, empezando por aquellos que son instruidos y titulados en el gremio médico. Es cómico que haya personas con cáncer que nunca tocaron un cigarrillo, y luego otros que han fumado toda su vida y están perfectamente bien. Pero los creyentes en la religión cientificista médica, y defensores, siempre te sacará algún pretexto para no reconocer que en realidad son los primeros a quienes han mentido sobre el origen de las dolencias físicas y de las enfermedades.
1. El mito del enemigo externo.
Hasta que el magnate de las finanzas y el petróleo, John D. Rockefeller, creara la industria farmacéutica, las dolencias y enfermedades se atribuían mayormente a los pecados cometidos por alguien, a maldiciones, a caprichos del destino o de los dioses, o al ataque de demonios. Yeshua (Jesús de Nazaret) afirmó, “no es lo que entra al hombre lo que le contamina”, y agregó, “lo que sale del hombre, eso es lo que le contamina”. Esencialmente es lo que deriva de tu mente lo que origina las cosas en tu ser interior y exterior. El famoso químico y biólogo francés, Antoine Béchamp, mentor de Louis Pasteur (de donde viene “pasteurizar”), coincidió con Yeshua, sosteniendo que la causa de toda dolencia y patología se origina en el propio interior de la persona. En la década de 2010, el médico alemán, Ryke Geerd Hamer, impulsor de la Nueva Medicina Germánica, postuló que el origen de toda enfermedad procede de la mente – producto de una emoción -, y de ella se sucede un relé en el cerebro, desde donde el sistema nervioso central envía una orden a la zona vinculada con el arquetipo de la emoción relacionada. Esto no es nuevo en lo absoluto, pero ha sido censurado por la mafia farmacéutica, impulsada por la familia illuminati más poderosa del mundo: los Rockefeller.
Las corporaciones son los organismos más poderosos del mundo, y en su cúspide se hallan las industrias farmacéuticas. Los fármacos son drogas que se definen como legales debido al poder que ostentan los propios laboratorios que las crean. La palabra “fármaco” o “farmacia” procede del griego ‘farmakeia’, que es “veneno” o “hechizo”, toda vez que de eso consta su verdadero contenido y fin. En el libro del Apocalipsis, en la Biblia, se culpa a la industria farmacéutica de haber engañado a toda la humanidad (cap. 18.23, fuente griega). Es precisamente esta industria la causante de la mayor parte del deterioro de la salud en el mundo, mientras invierten millones en publicidad y marketing para que creas que por ser algo anunciado es porque es bueno. Los minutos de transmisión televisiva son financiados por empresas, y las que más pagan son las de mayor poder adquisitivo, y esas son las farmacéuticas.
La creencia de que había cosas diminutas que eran las causantes de las enfermedades comenzó a mediados de 1910, cuando los Rockefeller habían monopolizado el cartel petrolífero en los EE.UU., y se habían convertido en los pesos pesados de la banca de Wall Street con J. P. Morgan, tiempo en que además unieron a sus hijos para crear la Chase Manhattan Bank. Rockefeller vio en la salud el negocio del siglo, usando el petróleo como componente esencial en la fabricación de lo que se llamarían “fármacos” o “drogas legales”. Debido a su influencia, hizo que el sistema judicial de los EE.UU. persiguiese a los centros de medicina natural (la aprobada por Hipócrates) y lograse que muchos de estos doctores reales fuesen censurados. Así comenzó una propaganda mediática sin precedentes en prensa y radio, y posteriormente en la televisión desde los años 40, para demonizar a los gérmenes y satanizar los verdaderos tratamientos de salud (los que te curaban). Posteriormente el “enemigo invisible” fue llamado “virus” (exosomas, es decir, desecho celular) y “bacteria” (los microorganismos que más pueblan nuestro cuerpo), quienes, supuestamente, al entrar al cuerpo causaban su mal.
Pocas personas han llegado a cuestionarse cómo el enemigo por excelencia, la gripe, puede ser causado por un tal “virus”, si los organismos vivos requieren de calor para reproducirse, gestarse y mantenerse, siendo la gripe un síntoma relacionado con la toma de frío. El poder de los medios de comunicación ha sido esencial, como de costumbre, en la venta de la propaganda del engaño para inflar las arcas de las industrias farmacéuticas. El lema de estas corporaciones es, “persona sanada, cliente perdido”, por lo que precisan tener drogodependientes de por vida, no vendiendo antídotos sino placebo, nocebos, alucinógenos… química que altera el cerebro para disuadirte de la realidad: que tú generaste el problema, y drogarte no lo va a desaparecer. Por esa razón la medicina occidental trata los síntomas, pero no aborda el origen, la causa. De tu mente proceden los impulsos emocionales que somatizan tus patologías y malestar corporal. Y eso no es todo, tal es el hecho de que es la mente la que crea la realidad, que tu propio subconsciente determina la forma en que has de enfermarte, cuándo y durante cuánto tiempo. Es la que define, inclusive, cuándo vas a morir y de qué manera, porque todas las mentes están enlazadas y ellas están creando la realidad, los sucesos del mundo de los fenómenos.
Cuando te has chocado en tu auto, ha sido un evento magnetizado por tu mente a través de la ley de atracción. Así que la próxima vez no pierdas energía y tiempo en culpar al conductor del otro vehículo, o al diablo, a Dios, a la mala suerte, a la casualidad o al alcalde que no pavimentó ese tramo de carretera. La Mente Colectiva lleva además a determinar cuándo es necesario un exterminio en masa para la depuración de una o más especies, y en uno o más lugares, y en qué tiempo ha de ocurrir eso, eligiendo el escenario y elementos más conectados con sus creencias subconscientes y que menos gasto de energía suponga. De modo que, si temes a los virus, ellos serán los que aparecerán en escena; si temes a la guerra, será ella; si temes a la carretera, será eso; si temes a un asalto con arma, será eso. El medio utilizado no es la causa u origen, sino meramente el recurso. Si trabajas tus patrones interiores, nada que tu subconsciente deba corregir se manifestará en el exterior, sea en tu cuerpo o en tu entorno.
2. Conexión emocional.
El ámbito psicosomático es en donde debes centrarte. El gran engaño de los engaños es creer que la materia es real; El segundo de los grandes engaños es pensar que la materia es lo que produce los eventos físicos; El tercero es ignorar que lo visible se rige de lo invisible. Existen tres planos de realidad: el espiritual, el mental y el físico. El espiritual es llamado también ethe, éter, etérico, eterno, energía “oscura”, sempiterno, aravot, o mundo atzilut, que tiene su origen en el infinito ‘Ein Sof’ o ‘Pleroma’ (la totalidad de la infinitud), y es el misterio de los misterios que sostiene y produce los universos; el mental suele dividirse en dos: Briah y Yetzirah. También recibe otros nombres, según la cultura, como athmos, psyji, akasha, almático, conciencia. El tercero, el Asiah, la materia, lo físico, lo corpóreo, lo fenoménico, es el visible. Todos estos estados tienen subniveles, dimensiones y planos de realidad paralelos. Es toda una ciencia extensa abordar cada uno de los ámbitos de los 31 planos de existencia que se hallan entre Asiah, Yetzirah y Briah, y lo importante es la comprensión de estas realidades, y cómo son las que producen los aspectos materiales. Has de entender que lo que ocurre dentro de tu cuerpo y a tu alrededor (en tu vida, y respecto de ti), deriva de tu mente, del estado psyke, o psíquico.
La mente opera por medio de la energía y sus leyes, que has de conocer como Las Siete Leyes Herméticas. Si aún no las conoces, estúdialas, porque sin su comprensión no te es posible entender cómo opera el mundo psíquico y material, y fenoménico. Esencialmente la energía átmica de tu ser (de tu alma), llamada Ki, fluye en ti y de ti hacia el exterior a través de diversos flujos. La respiración es uno de ellos (de ahí el concepto del Prana), y de él depende la energización de ki en cada una de tus células. Ello es la razón de la vida biológica de tu cuerpo: la cantidad y calidad de Prana que reciben tus células. Ese Prana llega con fuerza a todas las áreas de tu cuerpo biológico gracias a la retención correcta del aire respirado y de estiramientos corporales (por ello, disciplinas como el yoga, se centran en la respiración, la relajación muscular y los estiramientos). Esta disciplina te ayuda a controlar el mayor potencial de energía que fluye de tu interior: el emocional.
Puedes focalizar tu Ki por medio de la focalización controlada, una disciplina de la meditación, pero el mayor productor de energía de tu ser son 1°) tus emociones, 2°) tus pensamientos y 3°) tu actividad. Tus emociones llegan desde tu mente y se focalizan en tu corazón; tus pensamientos llegan desde tu mente y se focalizan en las áreas de tu glándula pituitaria y glándula pineal; tu actividad fomenta la energización del cuerpo: a) mientras mantienes un estado de paz interior y relajación muscular, se reduce la tensión y carga de los centros de los nodos de energía del cuerpo; b) mientras estás en actividad física (ejercicio, deporte, danza), el bombeo sanguíneo y de oxígeno, reestructura y reorganiza todo el sistema. La influencia del entorno asimismo determina gran parte de ese estado de paz interior, por medio de la interacción: cosas que te hacen reír, la toma de luz solar, en meterte en el agua, el salir a caminar, el estar entre árboles. Ahora bien, tu estilo de vida determinará la regulación de la energía derivada de tus actividades, pero, ¿qué tipo de hábitos diarios, o disciplinas, usarás para mantener la salud de tu cuerpo, orientados a la gestión de tus emociones y pensamientos?
En analogía con esos tres mundos, o existencias, vemos la mente en una parte consciente, otra subconsciente y otras inconsciente (aunque no deberíamos ignorar la supraconsciente). Asimismo, las capas embrionarias del feto, se suceden en la construcción y desarrollo del cerebro, que es imagen física de ese árbol mental (lo visible (consciente), lo medio (subconsciente) y lo invisible (inconsciente). Y a pesar de que hay una consciencia individual, todos estamos enlazados en conciencias grupales, de modo que eso también es un determinante de las circunstancias de un lugar. Por ende, primeramente, tu vida es el resultado de 1) tus emociones, 2) tus pensamientos, 3) tus creencias-convicciones, 4) tus palabras y, 5) tus acciones. Luego, de forma anexa, hay otros elementos que están fuera de tu control, que son, 6) la conciencia colectiva y 7) los flujos de los astros. A partir de ahora, cuando quieras culpar al presidente por los problemas de tu país, recapacita en lo incoherente que resulta eso ante esta verdad. Tu vida es el resultado de lo que tu sientes, piensas y haces.
Como en el caso de las capas embrionarias que determinan los estados de las capas cerebrales, así tus emociones y pensamientos envían ondas hacia el espacio, a todos los planos de realidades en que se involucran las dimensiones de tu mente. Estas ondas son magnéticas, y traen a tu vida lo que sientes y piensas. Tu cuerpo físico es un constructo holográfico de tu mente basado en infinidad de códigos. Tus dedos son un programa determinado; tu páncreas es otro, tus cervicales son otro, tus venas son otro, tu oreja es otro, la piel es otro, etc., etc., etc. El holograma corporal es imagen del universo y de todos los ámbitos de la mente. Por eso fue dicho, “hizo Elohim al hombre a su imagen y en su semejanza”. Toda vez que su imagen es la del universo, y su semejanza es la mente. Cuando tienes un dolor en la espalda, analiza la zona exacta del dolor y revisa qué significa esa vértebra; cuando te duele el pie izquierdo recuerda que izquierdo es femenino, como derecho es masculino, y el pie representa tu avance en la vida y cómo soportas esa presión del día a día. La causa del dolor del pie no está en el calzado, o en el caminar del día anterior. Esas son supersticiones cientificistas y mitologemas sociales. Hasta cuando te caes y golpeas la boca, esa algo que atrajiste, porque todo es una red en el universo, y tu deseaste que esa fuese la forma en que te comunicases contigo mismo para decirte que tienes un conflicto al hablar (por eso te golpeaste la boca), y has de ver si la herida es en el labio superior o inferior, si es en el exterior del labio o en el interior, porque lo que es arriba es abajo y lo que es afuera es adentro.
3. Sanación.
Es importante que entiendas que los catalizadores de los estímulos físicos como el sol, el aire, los alimentos, el agua, y los hábitos, como los estiramientos, la actividad física, la meditación, no solucionan los problemas, como muchísimo menos harán las drogas llamadas fármacos. No lo harán las cirugías, ni usar los elementos que te he explicado de atrás para adelante, porque estos son complementarios, para ayudar en la terapia de auto sanación y regulación del ser, ayudan a mantener la mente estable, para que ella rejuvenezca el cuerpo y lo restaure. La causa estará siempre en tu mente, y es eso lo que has de tratar. Los dolores en el cuerpo y las enfermedades son la comunicación de tu ser interior de los programas y traumas internos que no has sanado aún.
Cuando el problema (dolor, enfermedad, etc.) es reciente, verás respuestas superficiales o leves, si no son traumáticas. El resultado puede ser estomacal o en la piel. Cuando un problema persiste, el resultado en el cuerpo persiste. Si pasas por un momento triste o de estrés, se somatizará en algo momentáneo. Cuando los problemas vienen de años, se acumulan en el corazón cuando tienen que ver con los sentimientos afectivos, o en los huesos, cuando es sobre la existencia y la vida. Las cosas pasajeras en tu cuerpo son pasajeras en tus emociones y pensamientos. El resentimiento, frustración, odio, impotencia, rencor, desesperación, impotencia, angustia y demás sentimientos que se mantienen por mucho tiempo, se somatizarán en algo más profundo, y cuanto más atrás vamos al origen, desde la infancia, la etapa de bebé y la fase embrionaria, los programas están más arraigados, porque recibían estímulos emocionales de tu madre cuando estabas en su vientre, a través del cordón umbilical y la placenta. Ahora ve y métete a solas en tu habitación, apaga todo, y si te es necesario, pon sonidos instrumentales de fondo. Prepárate para realizar la siguiente meditación durante unos minutos:
a) Siéntate de forma cómoda, cierra los ojos y respira profundo.
b) Busca el origen del problema.
c) Reconoce el problema.
d) Entiende el porqué del problema.
e) Acéptalo: tú lo trajiste porque tu mente lo somatizó en tu cuerpo. Estaba en tu mente desde el principio.
f) Declara que las creencias que has tenido no te interesan y aceptarás creencias capacitadoras, y te harás responsable de tu cuerpo y de tu vida. Creías que la enfermedad y las dolencias venían de cosas externas, pero ahora sabes que se originan en tu mente.
g) Declara lo que deseas para tu cuerpo y usa palabras positivas hacia esa área del cuerpo (fase principal de perdón).
h) Visualiza la zona afectada estando sana, y siente amor y paz hacia esa área, agradeciéndole lo que te ha enseñado.
i) Pónte la mano en el pecho y di en voz alta: GRACIAS.
A partir de ahora practica esto con las dolencias de tu cuerpo y con cualquier enfermedad o patología que puedas tener. Cuanto más arraigada esté, debido al programa que se arraigó, más perseverancia has de tener en el proceso de perdón (se llama perdón, porque te perdonas a ti mismo por haberte causado eso, ya que en vez de tratarlo en tu interior dejaste que terminase por salir y manifestarse en tu cuerpo, o hasta en escenarios de tu vida). Cuando vayas viendo resultados, y sientas la felicidad de comprender esta gran verdad de la salud, compártele este saber a otros desde el amor.
Shalom.
Si deseas sesiones personales para eliminar programas errados del subconsciente, puedes escribirme a frederickguttmann@gmail.com.
Y gracias por tu colaboración a mi trabajo.
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