La Iglesia Católica Romana modificó la Ley establecida por la deidad Yaheveh (IHVH) en el desierto del Sinaí, la llamada Ley de Moisés. A simple vista, los cambios no son relevantes, pero en el sentido del Derecho, la Justicia y la Propiedad, lo son totalmente. Tratando de ceñirme lo mejor posible a la versión hebrea, esta sería la traducción más afín a los 10 Mandamientos originales (o las ‘Diez Cosas’, ‘Diez Asuntos’ o ‘Diez Palabras’, en hebreo ‘Eser ha.Dbarim’):
I) Soy Yahveh tu Elohim, quien te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No serán para ti Elohim diferentes en mi cara.
II) No harás para ti imagen-grabada ni toda semejanza-característica que hay en los Cielos, de arriba, ni de la Tierra abajo, ni de las aguas, debajo de la Tierra. No te inclinarás a ellas y no les servirás. Porque Yahveh tu Elohim soy, Eal celoso, visito la iniquidad de padres a hijos hasta el tercero y hasta el cuarto de los que me odian, y hago misericordia a miles, los que me aman y guardan mis mandamientos.
III) No tomarás el nombre Yahveh tu Elohim en vano, porque no será limpio a Yahveh él, quien toma su nombre en vano.
IV) Acuérdate del eón séptimo para santificarlo. Seis eones servirás y descansarás de todo tu trabajo. Y el eón sétimo es Shabat, para Yahveh tu Elohim, no harás todo trabajo, tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu ganado, ni tu morador-extranjero quien está en tus puertas. Porque seis eones hizo Yahveh los cielos y la Tierra, el mar, y todo cuanto en él hay, y reposó en el eón séptimo sobre todo lo que bendijo Yahveh el eón séptimo y lo santificó.
V) Honra a tu padre y a tu madre de Arriba prolongados días en la Adamah que Yahveh tu Elohim te da.
VI) No asesines.
VII) No adulteres.
VIII) No hurtes.
IX) No jures contra tu vecino testimonio mentiroso.
X) No desees casa de tu vecino, no desees la esposa de tu vecino, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su burro, ni todo lo de tu vecino.
En contraposición, y pareciendo en realidad una forma de resumen de lo mismo, el Imperio Romano disimuladamente cambió estas leyes (en especial modificando las 3 más extensas, que eran, a propósito, las más peligrosas para el Imperio Romano), definiéndolas entonces de esta manera:
I. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
II. No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.
III. Santificarás las fiestas.
IV. Honrarás a tu padre y a tu madre.
V. No matarás.
VI. No cometerás actos impuros.
VII. No robarás.
VIII. No darás falso testimonio ni mentirás.
IX. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
X. No codiciarás los bienes ajenos.
Mandamientos 1 y 2. Los 2 primeros mandamientos originales de la Ley de Yahveh fueron sustituidos por “amar a Dios sobre todas las cosas”. Ese en realidad fue un precepto enseñado por Yeshua (Jesús) para resumir la ley moral, no uno de los mandatos establecidos en el Decálogo, claramente. Un precepto moral es un código de conducta social, en cambio, una ley es un principio jurídico, y, por tanto, que tiene implicación en el derecho y la aplicación de la justicia, y pese a que ambos intrínsecamente poseen el valor de la “causa y efecto”, uno tiene más un componente personal (lo que dimana de ti, vuelve a ti) y el otro social (basado en el derecho del “otro”, hacer justicia). Con esta modificación, el Derecho Canónico viola la Ley de Yahveh, y pretende tomar ventaja sobre la persona sujeta a la Ley Aplicable del llamado “Poder Temporal”, en los siguientes puntos:
1) Elimina el nombre y título original de la deidad (Elohei Yahveh, o Yaheveh), sustituyéndolo por un adjetivo calificativo y un sujeto diferentes, <<Domine Deus>> (señor dios). El uno (domine) es un título de señorío que se dan los gobernantes de altas esferas, pero está debajo del título de “dios” (deidad), que posee la autoridad suprema. Empero, pone el título del Creador como un igual en el rango de quienes toman las decisiones judiciales. Así, el “papa” sería “otro señor”, en igualdad de condiciones, posteriormente considerado “infalible” (Concilio Vaticano I, 1869-1870) gracias a las estrategias de los jesuitas.
2) Sustituye el nombre original ‘Yaheveh’ (IHVH), por el de Zeus (Deus), cambiando de esta manera la identidad del sujeto, y, por extensión, la relación entre ley y sujeto. Eso significa que la deidad a quien se aplica la autoridad de la ley se vincula a la deidad Zeus, no al Creador original referido en las Escrituras hebreas. Esto a su vez sujeta la aplicación e interpretación de la Ley a la historia y cultura griega, no a la hebrea. Así, el derecho de administración jurídica pasaría de ser gestionado por el pueblo hebreo (los judíos) y recae en manos griegas (cultura europea, cual vino a ser heredada, transmitida y dirigida por el imperio romano tiempo después de la Guerra de Troya).
3) Elimina la orden de no <<adorabis>>, que en latín se refiere a adorar, aunque en castellano suelen traducir como “inclinarse” (acorde al hebreo ‘Tashteju’). Esto tiene dos connotaciones relacionadas, que es dar honor y adoración a “otro”, y someterse a “otro”. En la concepción de la lengua hebrea, el Elohim (deidad, poderoso) era un título, y éste podía ser ostentado por un ser humano en calidad de representante. El Elohim y el Adam (hombre) diferían esencialmente en la condición de este segundo de poseer temporalmente un cuerpo mortal, pese a ser en el sentido de alma un “hijo de Elohim”. Eso quiere decir que es el “cuerpo” (estructura, persona, carcasa) la que se halla en grado inferior, no la naturaleza original del individuo. Por ende, quien no se identifica como “carcasa” (cuerpo, persona) sino como “alma” (deidad, identidad), es igual en naturaleza a la divinidad, virtud y derecho del Creador. Eso significa que no tiene mayor autoridad sobre él. Así, los únicos que tienen autoridad sobre sí son los que carecen de esta conciencia inmortal: los animales. El cuerpo (persona) tiene naturaleza animal, mas si actúa como deidad, no puede ser considerado animal-cuerpo, y, por tanto, no puede ser jugado ni gobernado por ningún humano (si no es licencioso, no pueden pedirle licencias o certificados, ni pueden regularle). Empero, la Ley de Yahveh prohíbe a un ser humano inclinarse hacia cualquier otro, ya sea un objeto inanimado, una forma de vida simple (plantas, árboles, elementos), animal, espíritu, humano, demonio, ángel o dios. Por extensión, no puedes considerar a otro como superior a ti, ni someterte a él, ni ponerlo en un pedestal. Eso entra en conflicto con la jerarquía de “santos”, “vírgenes” y toda la cúpula del clérigo católico, aparte de cualquier gobernante, rey, presidente o emperador... un igual.
4) Esto se agrava para los intereses del Imperio Romano con la extensión del mandamiento, que agrega, <<neque coles>> (del latín, “ni serás su esclavo”), que al castellano traducen del hebreo Taabdem como “ni les servirás”. La Ley de Yahveh establecía la Libertad como base angular del Derecho del hombre, su Derecho Soberano, y determinaba que solo se podía trabajar (ser siervo) por un máximo de 6 años, puesto que no se toleraba la esclavitud en ninguna de sus formas (privación de propiedad o de poder adquisitivo, servidumbre, servilismo, etc.). El “trabajo” era el esfuerzo personal o familiar en la producción de los bienes y tierras del propio individuo y su clan (familia), no es “servir” a un semejante (ser empleado). Esta base del Derecho establece la libertad del hombre en su propia tierra y su no relación con cualquier señor. Solo Yaheveh sería su señor y dios, y este no le exigía impuestos (no habría feudalismo) y obligaciones ajenas al respeto a sus semejantes y la colaboración con ellos (no con un superior). En lengua hebrea, el texto afirma lo mismo, usando la definición de Taabdem, de la forma Abad (obrero, siervo, trabajador, esclavo), o sea, “no trabajes para ellos”, que es lo mismo que “no les sirvas”, “no les seas de utilidad”, “no te esclavices a ellos”, “no seas su siervo”. En consecuencia, estaba prohibido emplearse o servir a cualquier cosa ajena a ti mismo (tu propio ser, familia, propiedad, tierras, etc.). Esto supone claramente una amenaza directa a la autoridad gubernamental-corporativa y judicial-romana, como para cualquier otro ámbito.
5) Otro ámbito de este mandamiento es la continuación del mismo, donde la deidad Yahveh aclara enfáticamente que “Él es” tu superior, es decir, nadie más lo es (ni policías, ni jueces, ni políticos, ni monarcas… nadie).
6) Y agrega que Él “visita” la maldad de padres sobre hijos, y también hace justicia y tiene misericordia sobre los que le aman. En otras palabras, no dependes de ningún otro ser humano, ni criatura ni sistema (el Estado), ni para que te proteja, ni para que te sostenga, ni para que te supla, ni para que te haga justicia, porque ya tienes <<un padre que está en los cielos.>> Igualmente esto significa que no es competencia del Estado manejar los asuntos tuyos, ni de tu familia, o sea, es Yahveh quien gestiona los asuntos del patriarcado de cada hogar y clan, haciendo las veces de gran patriarca, o sea, padre (no el papa, o el pater-padre-patria impostor). En consecuencia, la aplicación de la Ley y la Justicia obedecen al Creador, la Autoridad, que es Yahveh, no a los hombres.
7) Este mandamiento también tiene intrínseco el derecho natural de propiedad y herencia, que está presente en las bases del derecho familiar. Cuando el Estado toma partido acá – como en cualquiera de todos los demás ámbitos – lo hará por intereses creados, por beneficio, porque “nada hay gratis”. A cambio de su ayuda, protección e intervención, el Estado (la mafia) te da algunos beneficios (eres su súbdito y siervo con ciertas “ventajas” condicionadas, que, a la verdad, son otra forma de robarte derechos, incluida la privacidad y la propiedad) regula, o sea, te introduce en su sistema y de esta manera puede tomar control de tu propiedad y de tu persona jurídica (el 'ens legis', o la ficción jurídica, persona legal, o DNI/ID/CC). Cuando registras hijos – con/en el estado – entran en su sistema y él se atribuye poder sobre ellos; cuando registras tierras – con/en el estado – entran en su sistema y él se atribuye poder sobre ellos; cuando compras y registras formas de propiedad, lo mismo; y así, cuando te empleas para el estado, él se atribuye poder sobre ti, y todo esto lo hace en base a su propio sistema judicial (el sistema feudal (neo feudalismo), que es contrario al de Yahveh, que está basado en el legítimo derecho de propiedad y la libertad).
8) Egipto mismo simboliza el sometimiento a una soberanía diferente y la pérdida de la libertad. Eso es lo que ocurre cuando un individuo se vincula a un Estado (a través de la emisión de un Acta de Nacimiento (creando tu 'Tradename' o 'Strawman'), el bautizo católico, la Confirmación católica, el ID (cédula de ciudadanía, DNI, etc.), cuenta bancaria de un banco centralizado, dirección fiscal, seguridad social, aceptación de ayudas del Estado, etc.): renuncia a su Derecho Natural.
Mandamiento 3. Este es otro de los principales mandamientos que debieron alterar para suprimir el Derecho en toda regla. La versión del Imperio Romano es que se deben “santificar las fiestas”. ¿Cuáles fiestas? Las fiestas que se prescriben en la Ley de Yahveh (la Torah) no se siguen en el catolicismo. Ellos celebran Navidad, pese a que no es una norma de la Ley de Yahveh, y que no hay ningún indicio que haga pensar que Yeshua (Jesús) naciera en invierno. De las cerca de 30 celebraciones principales, u oficiales, de la Iglesia Católica, ninguna es establecida en la Ley de Yahveh. En cambio, las celebraciones sí fijadas en la Torah no se practican en el catolicismo: Rosh ha.Shanah, yom Kipur, Pesaj, Sukot, Shabuot, o las que se refieren posteriores a las regulaciones del Sinaí. En el caso de Pesaj (Pascua), en la versión católica no se trata de la salida de Israel de Egipto (o sea, la liberación del hombre de la servidumbre), sino que gira en torno a los sucesos acaecidos en el Pesaj en que Yeshua fue entregado a los romanos. Pero la parte más importante de la manipulación de este Mandamiento estriba en la omisión del Día de Reposo per se. ¿Por qué?
1) Bueno, para empezar, las fiestas solemnes de la Ley de Yahveh consisten en cosas reales, es decir, establecidas por el Creador (la Autoridad), y, por ende, siguen un respaldo de Derecho y Justicia, mientras que las inventadas por la Iglesia Católica Romana consisten en legitimar sus dogmas. Las celebraciones de la Torah consisten en las bases de la Transformación personal (yom Kipur, o día del Perdón); la conciencia de pasar de la servidumbre y la escasez a la Libertad y la Propiedad (Sukot, o fiesta de las Cabañas); la conciencia sobre la Creación (Rosh ha.Shanah, o Año Nuevo); la conciencia de que somos Libres, tenemos un Creador y Soberano que nos ayuda y guía aún de maneras milagrosas (Pesaj, o Pascua); la conciencia sobre los Resultados que siguen a nuestras acciones (Shabuot, o Pentecostés).
2) En la invención católica, no sólo se omite el Shabat, sino que el propio Domingo como día solemne de occidente es asimismo obviado. En lenguaje jurídico, estos días son los únicos en los que el tribunal del estado-sistema-corporación no tiene jurisdicción, es decir, los únicos en que no puede violar la Ley Natural. Ningún tribunal tiene poder para actuar en Shabat, ni siquiera en domingo, ya que han sido determinados como días del verdadero Creador/Autor, quien está sobre cualquier magistrado o gobernante, y deben abstenerse de sus acciones regulares en dichos días.
3) En realidad el texto hebreo habla de Yom (eón), que es un intervalo de tiempo que se desarrolla en un periodo de conciencia. Así, el universo fue hecho en 6 eones, iniciando el relato con la frase <<tiié aor>> (sea la luz), o en latín, <<fiat lux>>, y sigue, <<ve ieí aor>>, o en latín, <<et facta est lux>>. Lo que está sosteniendo esto es que todo comenzó con hechos fácticos (facta), fidedignos (fiat), reales. Esto fue la primera ley (lex-lux), siendo la luz y la ley la base de todo cuanto vino a existir y en efecto es: <<en el principio era la Ley, y la Ley estaba con el Dios, y el Dios era la Ley.>> (fuente esenia). La palabra hebrea ‘Aor’, que suena ‘Or’, da nacimiento al vocablo francés del que posteriormente llega al castellano ‘oro’, que en griego es Jrisios, o del Jristós (ungido), que traducen Cristo (mesías), pero que se refiere a la conciencia cristica. Empero, lo primero enfático que viene a existir es la conciencia, y, por tanto, la Ley establece a la Luz/Conciencia como superior a todas las cosas, y el origen de todo. A lo largo de la exposición de los 6 eones se expresa asimismo el fundamento de los 6 pilares de la Ley:
1º Conciencia y Justicia (el hombre razona por sí sólo entre lo bueno (amanecer) y lo malo (tinieblas), entre las divagaciones de su mente (mar), para de su mente (cielo), manifestar en el mundo (tierra)).
2º Expansión de Conciencia (mente consciente, o firmamento; mente subconsciente, o mares; mente inconsciente, o aguas debajo del mar).
3º Claridad mental, definición y concreción de pensamiento; bases y fundamentos y valores del ser (simbolizado en la tierra firme que surge del mar). Y, asimismo, y por extensión, absorción de conocimiento (simbolizado en la vegetación).
4º Inspiración divina e intuición (simbolizado con los astros). Asimismo comprensión de que el tiempo, el espacio y los sucesos tienen lugar en virtud de un poder divino y superior, incluyendo el ejercicio de la justicia.
5º Pensamientos e ideas en el estado de análisis y meditación, y aspiraciones y criterios elevados (simbolizado en la producción de formas de vida marinas y aéreas).
6º Acciones y comportamiento de distinta índole: naturales (como el ganado), instintivos (como los reptantes) y morales (como almas vivientes).
4) Es entonces menester entender porqué para la Iglesia Católica Romana no es de interés honrar el día Shabat, toda vez que este “día” legitima lo que el hombre por naturaleza es, quitando lugar a cualquier ficción (estados, corporaciones, gobiernos, etc.). Mas, primeramente, da estas atribuciones al Creador Soberano, no a institución alguna posteriormente diseñada por otros dentro de su creación.
5) Este mandamiento mantiene permanentemente en la mente de la persona la conciencian sobre quién es su autoridad real, que es la de su propio creador, y la de nadie más.
6) El mismo mandamiento obliga al ser humano a centrarse en sí mismo un día tras cada 6 días. Es un tiempo para estar en paz, sin obligaciones, sin compromisos, sin horarios, sin trabajos, sino para su propio disfrute y para el tiempo en familia. Por eso la palabra Shabat viene del verbo hebreo Lashebet (sentarse), asociado a parar para redefinirse. Este tiempo permite al hombre desconectar de la rutina y actividades y recordar sus raíces, recordar quién es, pues el propio vocablo Shabat es asimismo de la forma hebrea Sheba (siete), que identifica los 7 centros de energía del ser, que son análogos a los 7 niveles de conciencia. En otras palabras, es un tiempo para la búsqueda y reconocimiento interior.
7) El concepto de Shabat recuerda que el tiempo de estos 7 ciclos no inicia con el amanecer ni termina con el atardecer, sino que, por el contrario, identifica la iluminación de la conciencia en medio del mundo, o sea, la elevación del entendimiento pese a estar en adversidad y complejidades. Por eso el texto refiere que “fue la tarde y la mañana un día”, pues el periodo de luz transcurre sobre la noche, y enfatiza en que el ciclo se trata de etapas donde el sol se esconde y donde vuelve a salir (analogía con la reencarnación y con el sueño). Así, el Shabat iniciaría al atardecer del viernes y concluiría al atardecer del sábado. Esto es porque se pone el sol (se va la vida, la luz) al inicio de una nueva fase, pasando por un trabajo interno, y concluyendo con el regreso de la vida (la luz solar). Y en ese periodo vivos (en una encarnación), como es el tiempo entre la madrugada y el atardecer (medio día), como es la fase de vigilia (estado de conciencia), cuando actuamos en función de lo que hemos desarrollado en nuestra mente en el periodo de inactividad.
Mandamiento 5. Es evidente que acá la ambigüedad gramatical da pie justamente al quebrantamiento del Derecho Natural.
1) Una cosa es matar y otra cosa es asesinar. Puede haber un caso en que por legítima defensa alguien que te agrede o violenta la integridad de un ser querido - cual puede estar en peligro - salga muerto. Por supervivencia puedes matar un animal para comer. La propia curia se estaría contradiciendo, toda vez que ellos llevan el estandarte de la muerte desde sus inicios, siendo, pues, los mayores violadores de esta orden legal.
2) Este cambio de definición viola el Derecho Natural, como es la legítima defensa. Quien entra en tu tierra, toma tus hijos/as o esposa/o, propiedades, etc., viola el derecho, y puedes legítimamente defenderte. Entonces los agresores violarían la ley, y si salen muertos no hay cargo de culpa en quien legítimamente se defendió. No obstante, en el cambio de la definición, si un rey o cardenal ordena entrar a tus tierras, quitarte grano para sus soldados, alistar a tus hijos a la guerra, dar a tus hijas como esposas al nuevo príncipe o para ser otra concubina del rey, quitarte animales porque exige eso como tributo o, simplemente, pretende quitarte tus tierras porque dice que eres hereje o judío, no podrías defenderte. Por un lado, ellos se inventaron que eran la autoridad, y, por otro lado, si te defiendes y defiendes lo tuyo agregarían cargos como obstrucción, oposición, violencia y hasta asesinato (si se da el caso de una lucha y el invasor sale muerto). Lo cierto es que tu tierra es tu estado soberano, como lo es todo tu hogar (familia, casa) y sus pertenencias, y la incursión sin permio a tu propiedad es violación de derecho soberano (una violación a la Ley Natural, un acto de guerra). Cualquier país o pueblo que es atacado tiene derecho legítimo a defenderse, y si su agresor muere esto no es considerado un crimen, pues él inició e incitó la violación del derecho, coaccionando para no dar lugar a ninguna otra forma de resolución del conflicto, salvo el uso de las armas.
Mandamiento 6. Al decir “no cometerás actos impuros”, habría que especificar qué es un acto “no puro” o carente de pureza. Es una definición con acepciones muy amplias. Esto en la Ley de Yahveh estaba referido dentro de una serie de normativas subordinadas, mientras que el mandamiento real habla concretamente del adulterio, que incluye legal y lingüísticamente aspectos como el fraude, el engaño y la manipulación. O sea, es más de orden moral que sexual, pese a que incluya por naturaleza la infidelidad sexual dentro del círculo matrimonial. El vocablo hebreo usado acá es Tená, de la forma Na, relativa a algo crudo, que en sentido figurado se puede asociar a la hipocresía. Esta forma verbal da origen a la idea propiamente dicha del adulterio, pero asimismo a la prostitución, y no explícitamente al concepto de la ramera, sino de la auto desvalorización, cuando te vendes en el sentido de tus valores e integridad, cuando te “prostituyes”. La estructura bíblica aborda ampliamente esta cuestión, usando asimismo sinónimos como “fornicar con”, o sea, degradarse, hundir los valores, perder la integridad, perder los principios, tirar por tierra tu dignidad, denigrarse o carecer de amor propio, o profanarte (profanar tu cuerpo o tu integridad). En estricto rigor, como adulterio no se limita a tu propio daño, sino el que haces a aquella persona o gremio con quienes estás afiliado, pues los traicionas. Por ende, la amplitud de este mandamiento abarca aspectos desde la integridad sexual como los códigos de honor y moral del propio individuo, y para con quienes está integrado. Tampoco este mandamiento conviene a la curia, que se ha establecido como señora sobre el hombre, y donde te debes doblegar ante ella, aún si tus valores se oponen a ello, pero aún peor, cuando la bandera de las aberraciones sexuales - en especial hacia niños - la llevan ellos.
Mandamiento 8. En este agrega “ni mentirás”, lo cual es nuevamente una forma de manipulación del mensaje. Si el Estado quisiese meterse en tus asuntos y hacerte preguntas obtusas, irrelevantes o condicionadas para interferir en tu privacidad, o la de otros, haría parecer en que tienes que decirles lo que ellos quieren (como el invento católico de la Confesión). Específicamente, mentir no tiene nada que ver con dar falso testimonio, pues el mandato se refiere a testificar algo en un asunto importante que puede dañar a otro. El dar testimonio (cuya raíz hebrea se asocia a un juramente, es decir, una declaración jurada, que si se demuestra ser falso es perjurio) era parte de las evidencias analizadas por un tribunal para la resolución de asuntos judiciales. Un falso testimonio podría incriminar injustamente a alguien, pero mentir es algo muy relativo, pues puedes mentir para salvar tu integridad o la de otros (o decir a tus hijos que Santa Claus o los reyes magos les traen regalos, o el ratón de los dientes, cuando sabes que no es así). Utilizar este argumento de “no mentir” se puede dar como chantaje para que no te abstengas de asumir tu propio criterio sobre lo que dices. Una persona que miente por razones que son opuestas a la ética, al honor y a la moral, daña su propia reputación y puede dañar a otros, pero el que da falso testimonio está testificando en virtud de que el testimonio de un individuo se considera válido, se toma en serio, y puede conllevar a penas contra tu prójimo. Es una cuestión de honor y de justicia.
Mandamientos 9 y 10. El 9º de estos de la Iglesia Católica Romana dice “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”, que nuevamente es una ambigüedad, reduciendo el razonamiento social a la idea de “impureza” como algo abstracto, que a la verdad es un recurso religioso para hacer sentir mal a la persona, para fomentar un sentimiento de culpabilidad y humillación (una herramienta esencial en el chantaje y la manipulación social que usan este tipo de sectas y religiones contra los individuos).
1) El verdadero mandamiento se refiere a negarse a la codicia y el deseo de apropiarte de lo que no es tuyo, que es lo que sí pusieron como último mandamiento (el 10º), creando de un precepto, dos, para así rellenar el hueco que dejaron con los primeros 2 mandamientos.
2) Con esta acción además modifican la propia mecánica de la numeración de los Mandamientos, que tiene su propia razón de ser, ya que cada número tiene un valor (significado).
3) Este 10º Mandamiento también va en contra del poder imperial romano-católico, cuyo interés principal siempre ha sido expropiar, dominar y controlar, y subyace en su ideología del poder absoluto sobre toda la Tierra, sus gentes y sus propiedades.
En esencia, la modificación y omisión en la Ley de Yahveh fue deliberada y premeditadamente realizada por intereses imperiales, no algo "accidental".
El "papa" no es tu padre, como tampoco lo es el Estado (la "patria").
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