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RESOLUCIÓN DE PATRONES FINANCIEROS

RESOLUCIÓN DE PATRONES FINANCIEROS

Frederick Guttmann R.


La mayoría de personas piensa que el vivir económicamente bien, tener prosperidad y poseer riqueza, dependen de la suerte. Usualmente se atribuye el éxito de ciertas personas como casualidades de la vida o caprichos del destino. También se cree que el “vivir bien” consiste en tener lo justo y trabajar duro. Para ser rico, piensa la mayoría, se debe ganar la lotería, nacer en una cuna de ricos o recibir una herencia. Te explicaré en realidad en qué consiste esto.



1. Estados de realidad.

Te han educado en occidente en la idea de que todo cuanto existe pertenece al mundo de la materia, a aquello que se puede medir y que sigue las leyes físicas de Newton. Con la introducción de la física cuántica esto ha sido discutido, pero a groso modo la ciencia occidental no tiene todavía una opinión sólida sobre la existencia de múltiples dimensiones. De hecho, campos como la psicología y la biología no se vinculan. Y no se vincula en general la ciencia en sí misma entre distintos campos. Craso error, pues todo es uno. Hay 3 estados de la realidad: espiritual, mental y físico. Si no comprendes este principio, no entenderás la existencia y sus porqués, ni cómo funciona la prosperidad. Esto nada tiene que ver con religión. El estado espiritual es el que produce y crea todo. De él deriva el mental, y del mental el físico. Si vez la proyección de una película, y no recuerdas que ello fue rodado con cámaras, sacado de un guión y diseñado por un director, aparte de los múltiples actores, ¿no sería algo absurdo? Detrás de todo cuanto ocurre se está generando todo desde el plano mental, desde el estado de los pensamientos. Es pues la psique la raíz, y, por tanto, el origen de lo que ocurre en tu vida procede de lo que hay en tu mente, incluyendo tu estado financiero.


2. Programas errados.

Desde niño fuiste inculcado con las creencias e ideas de otros, desde tus padres, profesores, hermanos, compañeros y amigos, la televisión, tus programas favoritos o los libros. Ninguna de esas ideas fue tuya, pero las tomaste como la manera de entender la vida. En algunas ocasiones esas ideas de otros discrepaban entre ellas, y otras veces ellos estaban de acuerdo. De un modo u otro, son creencias de otros, que, en la mayoría de los casos, ellos las absorbieron igual que tú, de otros, y así sucesivamente. Considera que las opiniones son eso, opiniones, y las creencias son eso, creencias. No son verdades. Pueden proceder de interesantes razonamientos, de esforzadas interpretaciones o de largos estudios, pero si no entiendes la raíz de las cosas, toda suposición estará fundamentada en meras conjeturas. De tu ser interior derivan pensamientos y emociones, ahí se hallan tus creencias y convicciones. Creencias no son estructuras religiosas, sino toda cosa que asumes. Lo que se manifiesta en tu vida deriva de las ondas vibratorias que tus emociones y pensamientos propagan a tu alrededor, siendo frecuencias biomagnéticas y electromagnéticas que alteran los átomos y los campos electromagnéticos en el espacio. La (a) intencionalidad, (b) frecuencia e (c) intensidad de esas emociones y pensamientos derivan de las creencias que tienes arraigadas en tu subconsciente. Mientras esas creencias y convicciones sean enemigas de la riqueza, la prosperidad y/o la abundancia, por muchos cursos que realices sobre finanzas, loterías que ganes, herencias que recibas, negocios en los que te metas, inversiones que realices, nada funcionará, y siempre terminarás perdiendo.


3. El demérito.

Uno de los motivos por los cuales la prosperidad-riqueza-abundancia no llegan a tu vida – o si llegan, no se quedan – es debido al sentimiento de demérito. El demérito es cuando no te sientes o crees merecedor de algo. Esto es debido a que estos sentimientos se propagan hacia tu cuerpo y hacia el “exterior”, manteniéndote siempre “justo” en un límite de ganancias, o por debajo del mismo. Una de las principales razones de esto se debe a creencias inculcadas por los padres y por la religión. Cuando te decía algún progenitor que el tener poder y riqueza no era para ti, sino para familias de alta alcurnia. Ese demérito se puede conectar con las creencias erradas absorbidas de terceros, como cuando el predicador tomaba frases bíblicas para afirmar que si tenías prosperidad y abundancia no eras digno de entrar al cielo. Así llegaste a sentir que el tener más de lo “justo” no era para ti, y terminaste creyéndotelo hasta en la última de las células de tu cuerpo. Si tienes más, tu subconsciente te saboteará para deshacerte de ello, y habrá siempre un sentimiento de culpabilidad, tanto para alcanzar riqueza como para mantenerla.


4. Un listón bajo.

Conectado a lo anterior está la mediocridad, la idea de que mereces lo justo, o con lo necesario ya “vives”. Es la creencia de que aquello que está más allá de la supervivencia es malo, o te convertirá en una mala persona. La mediocridad surge de aquí, disfrazada de humildad y “sano” conformismo. De este tipo de creencias nace la mediocridad y la limitación mental en la búsqueda de la auto superación, que es un patrón muy común indoctrinado en las religiones. Aunque la prosperidad-riqueza-abundancia derivan de lo que hay en tu interior, igualmente las acciones que realices harán crecer y producir lo que posees. No llegarás a más si no aspiras a más, ni mucho menos moverás grandes cantidades de dinero si no creas una infraestructura para producir, mantener y crear más prosperidad: no puedes meter 1 litro de agua en un vaso para 250 mililitros (tu mente es ese vaso, y puedes transformarla en un recipiente para 10 litros). Básicamente esto lo puedes comparar con quien tiene mente de empleado, al lado de quien tiene mente de empresario, quien tiene mente de emprendedor, o quien tiene mente de millonario. Según lo que hay en la mente se verán las acciones de la persona, y de esas acciones – con la mente correcta – se verán los resultados (nada de esto tiene nada que ver con que seas buena o mala persona, pues un bailarín no es mejor que el otro por ser buena o mala persona, sino por el tiempo, dedicación y amor por lo que hace). De modo que esto es casi lo mismo que el conformismo, pues te crees a ti mismo que con lo suficiente es suficiente, y, por tanto, el universo no te dará más, ni las oportunidades para crear más (toda vez que dejas claro que no te interesa, y que no estas formado, curtido ni capacitado para la administración y producción).



5. No sueltas.

Debes conocer las leyes por medio de las cuales se rige este universo, que parten del flujo y compensación de todo (te recomiendo estudiar las Leyes Herméticas). Empero, crees que si algo recibes, te debes aferrar a ese algo y no soltarlo, ya que con suerte lo recibiste. Todo se mueve por flujos, incluso tu propio cuerpo biológico, que se compone de agua. El universo es prosperidad y abundancia, y tú interactúas con el mismo (ya que lo que das bendice a otro). Sin embargo, cuando llega a ti algo, y te aferras a ello, cortas el flujo. Lo que entra debe salir, de un modo u otro, para llegar a otro y proseguir su marcha. Si taponas el río del dinero, no fluirá, y, por tanto, no volverá a ti. El dinero, por ende, se pudrirá en tus manos, y ese poco que recibiste te será quitado, porque se desvanecerá. Cuando tu mente piensa en retener, actúa según la creencia del miedo, el peor de todos los poderes vibratorios que traen lo que justamente temes. Temes a la escasez, y tus pensamientos, emociones y acciones al respecto, traen esa escasez que temes. Cuando tienes mente de escasez, permaneces en la escasez. No quiere decir que, para recibir más, debes deshacerte de todo. Este es sólo un patrón. Si te deshaces de todo no pones en administración nada, y, por ende, el universo no te dará nada más para que gestiones, porque todo está hecho para fructificar, multiplicar y crecer. Si no sirves para esto, como parte del engranaje, eres básicamente espiritual y financieramente estéril. No puedes ni siquiera ser alguien que ayuda a tu prójimo, porque no tienes nada para dar.


6. No sabes qué hacer con el dinero.

Otra de las razones por las cuales no llega a ti más dinero se debe a que sencillamente consciente o subconscientemente no sabes qué hacer con más dinero del que precisas para tu subsistencia. Tu subconsciente sabe que lo que acumulas te trae mal, porque la creación fluye, da y recibe, nunca acumula, no esconde la riqueza. Unos despilfarran porque sus creencias subconscientes les hacen deshacerse de aquello que creen que les arrebatará su lugar en el reino de los cielos, mas otros sencillamente porque no tienen mayores aspiraciones, o temen invertir para perder, o creen que hay que vivir el ahora y aprovechar que la vida te dio casualmente algo, o lo “ahorras” para quien sabe qué. Gran parte simplemente lo derrocha. Si no eres un buen administrador, no recibirás, y si recibes lo perderás. Ahorras por miedo, no porque pienses en usar esos ahorros para algo futuro productivo.


7. No sabes administrar.

Una de las claves principales de la riqueza es la administración correcta. Si estudias sobre finanzas, sobre financiación, sobre inversiones, sobre productividad, es más probable que veas más el dinero pasar por tus manos. Un ejemplo de administración inteligente es la separación de porcentajes y el orden de los recursos. Si sabes gestionar lo poco que tienes, más te puede llegar. Con la realización de la compra en el supermercado puedes ver un ejemplo de qué tan buen administrador eres. Observa el estado interior de tu nevera, si está sucia, si la comida se acumula, si te toca tirar comida que se ha estropeado, si compras siendo que aun no has gastado lo que tienes, si preparas más de lo que luego llegas a comerte, si a pesar de comprar cosas para preparar prefieres comer cosas fuera, si no das relevancia a la calidad de lo que comes o si no gestionas la cantidad, calidad y precio de lo que compras. Imagina que el universo entrase a tu cocina e hiciese un perfil psicológico tuyo con base en el análisis profundo del interior de tu nevera, o de tu alacena. Ese ejemplo lo puedes aplicar a cualquier área de tu vida, y el resultado será el mismo. La ley de los porcentajes parte de que una vez has cubierto tus necesidades básicas – sabiamente – tomas el resto y lo separas en porciones de 10%. Si entiendes las reglas del juego del universo, tomarás (a) una décima parte para invertir, (b) otra décima para ahorrar a largo plazo, (c) otra décima parte para tu formación personal, (d) otra décima parte para ocio, (e) otra décima para ayuda humanitaria.


8. El diezmo.

Acá entra un principio muy importante en lo que concierne a tus creencias espirituales, toda vez que, si tienes la creencia en la ley de “Dios”, obedeces subconscientemente a una serie de reglas preestablecidas. En ese sentido, quienes conectan con esta serie de principios se ven obligados a cumplir con la idea de la prosperidad referidas en la Tanak (el llamado Antiguo Testamento). Esto no tiene nada que ver con que seas alguien religioso o no. Puedes tener esta creencia arraigada a nivel subconsciente, o puedes aceptarla conscientemente por conveniencia. Esencialmente se trata de vincularte a una serie de protocolos que harían que ese “Dios” a su vez cumpla contigo. Tú le das a Él el 10% de todos tus ingresos y beneficios, y Él, por su parte, se encarga de desarmar todos los bloqueos espirituales, mentales y materiales que evitan tu prosperidad. Esta norma sigue varios de los principios ya mencionados, porque todos, de un modo u otro, obedecen a la ley superior, de la cual parten las leyes herméticas. Este tema ha sido discutido largo y tendido por décadas, ya que, entre otras cosas, cuestiona la administración que determinados líderes religiosos realizan con los diezmos recibidos. No obstante, este principio se entiende bíblicamente como “el salario del obrero”, por lo que, lo que haga o deje de hacer alguien con su salario es su problema. Si bien, para quien administra el diezmo asimismo hay pautas a seguir, ya que a su vez debe separar el 10% de lo recibido, y no se deben confundir diezmos con ofrendas.


9. No entiendes cómo funciona el dinero.

La palabra dinero viene de la moneda Denario, y en inglés money, de la diosa Moneta. Esencialmente las sociedades realizaban trueques o daban un valor discutido entre las partes, como con el regateo, para realizar intercambio de bienes o servicios. Los reyes y emperadores acuñaron piezas de metal precioso para facilitar estos intercambios, y para la Edad Media, fueron ciertas familias las que comenzaron a imprimir papel de “confianza”, que daba “fe” de que ese papel era respaldado por algo de valor equivalente que ellos tenían a buen recaudo. Por siglos, el papel moneda justificaba una cantidad de oro – primeramente – almacenado en esas arcas, y así no tenían que cargar con monedas, u otras cosas de valor, que, sea por peso o volumen, eran poco prácticas de transportar o de esconder. Las alianzas entre la banca y el estado, las familias banqueras y la realeza, crearon la mafia que finalmente controla este planeta, y llevaron en 1971 a la sustitución del patrón oro por el petrodólar. Esto se debió al incremento de la deuda de los países a razón de la inflación producida por la creación de dinero (impresión de billetes) no justificada por oro. Es decir, los bancos centrales de los países imprimían más dinero de lo que había en oro en sus arcas, empero, ese dinero no tiene valor real, sólo el que la sociedad le da (ponen su fe en un mero papel). De esta forma, el dinero-money, en sí, era un papel de confianza, que dabas a alguien para que él lo cobrase posteriormente, y ahí se devolvía. Esto dejó de hacerse y el dinero permanecía en circulación y nunca pagaba la deuda original. Por ende, el dinero no representa riqueza sino deuda, literalmente. Cuando más dinero posees, más deuda tienes, porque el dinero no tiene valor: es la sociedad la que cree que lo tiene. Ese valor durará en tanto exista fe en ese papel, lo cual desemboca en un cercano descalabro financiero, cuando se destapa que el papel es sólo papel, y la riqueza nunca estuvo en ese papel. Esa es la principal razón de que muchas personas operan, cada vez más, con métales preciosos, criptomonedas, propiedades, arte o comida.


10. Hacer lo que haga falta.

Hay dos ámbitos principales donde puedes adquirir riqueza: explotar tus dones o luchar por ser rico. Hay 5 modos de producir honradamente dinero: a) como empleado, b) como auto empleado, c) como empresario, d) como inversionista o financista, o e) con redes de mercadeo. Tú puedes elegir, y capacitarte en el área que más te interese, considerando que, a más avances en esa escala, mayores resultados tendrás en cuestión tiempo-energía. Asimismo, puedes elegir dedicarte a lo que amas, lo que se te da bien, aquello donde puedes explotar tus talentos, siendo consciente de que, en todos los casos, debes revisar estos 10 puntos que te he mencionado. En el caso de luchar por lo que amas, debes ser consciente de que, como cualquier inversión, has de esperar mientras te esfuerzas. Sembrar un campo requiere dedicación, energía y recursos, y verás resultados en su tiempo. Solo debes ser consciente de que, hasta que veas los resultados, deberás ser astuto en la forma de mantenerte, toda vez que el tiempo y energía que dedicas a algo futuro, dejas de producir para lo presente.



Videos explicativos:


· Mentalidad de Riqueza y Mentalidad de Pobreza:


Si deseas sesiones personales para eliminar programas errados, puedes escribirme a frederickguttmann@gmail.com.


Y gracias por tu colaboración con mi trabajo.






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Frederick Guttmann Ramirez

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